Tom Thumb, una vez la estrella infantil más querida del cine mexicano, ahora se encuentra cerca de los 80 años. Su vida, que antes estuvo llena de glamour hollywoodense y el cariño de los fans, ha tomado un giro dramático y trágico. De ser el niño que cautivó a las audiencias con su talento extraordinario y su encantadora personalidad, se ha convertido en un hombre que ha pasado décadas en prisión, enfrentando innumerables batallas personales. La historia de Tom Thumb es la de una estrella infantil que alcanzó altos logros solo para sufrir devastadoras caídas, pasando de ser una figura admirada a un talento olvidado.

Pulgarcito está Ahora casi 80 Años y Cómo Vive es Triste

César Quesada, conocido por su nombre artístico Pulgarcito, comenzó su carrera actoral a una edad temprana, dejando una huella significativa en la industria del cine mexicano. Nació el 18 de diciembre de 1950 en la Ciudad de México y se vio catapultado a la fama a los 7 años. Su entrada al mundo del cine fue marcada por su papel en la película Pulgarcito (1957), una adaptación mexicana del clásico cuento de hadas francés de Charles Perrault.

Esta película, que cuenta la historia de un niño pequeño pero valiente que navega en un mundo que parece demasiado grande para él, cautivó la imaginación del público. La interpretación de César como el personaje principal resonó fuertemente con la audiencia, convirtiéndolo rápidamente en una de las estrellas infantiles más reconocidas del país.

El éxito de Pulgarcito catapultó a César al mundo del cine mexicano, un sector lleno de oportunidades para jóvenes talentos durante la época de oro del cine mexicano. Con su rostro angelical, sus rasgos delicados y el tipo de encanto infantil que fácilmente conquistaba los corazones del público, César se convirtió en uno de los favoritos en la pantalla.

Su actuación en Pulgarcito dejó una impresión duradera y, pronto, se le ofrecieron varios papeles que consolidaron su lugar como uno de los jóvenes actores más destacados de la época. A principios de la década de 1960, la carrera de César floreció mientras protagonizaba varias películas exitosas, y pasó a formar parte de un grupo de jóvenes estrellas adoradas por el público.

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Su talento también lo llevó a compartir créditos con otros niños actores populares, como Marisol y Joselito. Uno de sus trabajos más destacados fue Caperucita y Pulgarcito contra los monstruos (1962), en la que interpretó a Pulgarcito junto a la famosa actriz española Marisol.

La película fue una aventura fantástica que mostró la habilidad actoral de César y su carisma natural, convirtiéndola en un éxito entre las familias de México y España. Otro proyecto importante en la carrera de César fue El angelito del trapecio (1963), que consolidó aún más su popularidad. La capacidad de César para evocar emociones a través de sus actuaciones, combinada con su inocencia juvenil, lo convirtió en una estrella aún más querida.

A mediados de la década de 1960, César era considerado uno de los actores infantiles más talentosos y queridos del cine latinoamericano. Su fama trascendió las fronteras de México, y muchas de sus películas fueron distribuidas en España, donde también ganó una base de fans leales.

La película Ha llegado un ángel (1963), protagonizada junto a Marisol, consolidó aún más su reputación como un prodigio infantil. En el auge de su carrera, la imagen de César como un niño encantador y talentoso parecía prometerle un futuro largo y exitoso en la industria del cine.

Sin embargo, la transición de estrella infantil a actor adulto es notoriamente difícil, y César no fue la excepción. A medida que avanzaba la década de 1960, la carrera de César comenzó a declinar. Las mismas cualidades que lo habían hecho tan popular —su inocencia juvenil y su apariencia delicada— comenzaron a jugar en su contra.

La industria cinematográfica, particularmente durante la época dorada del cine mexicano, era implacable con los actores infantiles, y muchos jóvenes talentos tuvieron dificultades para mantenerse relevantes a medida que crecían. A medida que César llegaba a la adolescencia, los papeles que antes llegaban con regularidad comenzaron a escasear.

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A medida que crecía, César se encontró compitiendo por cada vez menos oportunidades. Su imagen, tan apreciada como un dulce niño inocente, ya no encajaba con los papeles que se ofrecían en un panorama cinematográfico que estaba cambiando rápidamente.

En lugar de poder hacer la transición a papeles adultos como otros ex niños actores, César se vio marginado. El enfoque de la industria se desplazaba hacia otro tipo de películas y estrellas, y César, quien antes había sido un favorito, ahora se encontraba relegado a papeles menores, a menudo olvidables. A medida que pasaban sus años de adolescencia, su carrera se apagaba, y no lograba replicar el éxito que había experimentado en su temprana infancia.

Fue durante este difícil período cuando César comenzó a sentir el peso de su fama. Lo que una vez fue una carrera emocionante y satisfactoria ahora parecía un recuerdo lejano. Las presiones de intentar mantener una imagen de inocencia juvenil comenzaron a afectarlo.

Ya no sentía la misma alegría al actuar que cuando era niño, y la industria que antes lo había acogido parecía indiferente a su sufrimiento. La historia de César refleja los desafíos clásicos que enfrentan muchas estrellas infantiles al crecer: la difícil transición de un actor infantil querido a un adulto en una industria implacable.

La carrera de César, que alguna vez estuvo llena de promesas, se fue desvaneciendo a medida que avanzaba la década de 1970. A mediados de los 60, ya no era el encantador niño que había cautivado los corazones de millones. Películas como Duelo de pistoleros y El falso heredero, en las que actuó junto a Joselito, se volvían cada vez menos significativas. César se veía obligado a luchar por mantener su lugar en una industria que ya lo había dejado atrás.

Al principio de su vida adulta, César intentó rehacer su vida personal. Se casó con Beatriz, con quien tuvo cuatro hijos. La pareja parecía tener un comienzo prometedor, pero a medida que su carrera se desvanecía, las presiones de la adultez comenzaron a afectar su relación.

César buscó consuelo en un romance extramatrimonial con su secretaria Claudia, lo que provocó la ruptura con Beatriz, quien solicitó el divorcio debido a su infidelidad y otros comportamientos destructivos. Esta separación, sin embargo, no marcó el comienzo de una nueva etapa. César continuó luchando por encontrar estabilidad en su vida personal, enfrentando problemas con sus hijos y profundizando en comportamientos autodestructivos.

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La vida de César continuó su espiral descendente, marcada por la ausencia de éxito en la industria del entretenimiento, relaciones personales fracturadas y una creciente sensación de vacío. En 1971, su vida dio un giro drástico. A los 20 años, se vio involucrado en un intento de robo que resultó en su arresto. Durante este incidente, intentó robar una tienda en la Ciudad de México, pero fue capturado por la policía. En el interrogatorio, César explicó que había decidido cometer el delito para recuperar el dinero que le habían robado días antes, aunque el asalto salió mal cuando la cajera se desmayó al verlo enmascarado.

Este incidente marcó el fin de su carrera en el cine y la admiración que una vez recibió de su público se convirtió rápidamente en decepción. Su último papel fue en Nosotros los feos (1973), una película en la que tuvo un pequeño papel, y poco después se retiró del cine. A partir de ahí, la vida de César fue una lucha constante con su propia identidad, su pasado y las consecuencias de sus decisiones. Las tormentas personales, familiares y profesionales lo sumieron en un círculo vicioso de desesperación, y las oportunidades para encontrar redención o estabilidad fueron efímeras.

La caída de César es una historia trágica, un recordatorio de las difíciles realidades que enfrentan muchas estrellas infantiles al tratar de navegar el proceso de crecer bajo el escrutinio público. El niño que una vez fue Pulgarcito, la estrella infantil del cine mexicano, terminó su vida en un camino marcado por la lucha constante con sus propios demonios. Su historia es, en muchos aspectos, la de la destrucción de un sueño que comenzó con el brillo de la fama, solo para terminar en la oscuridad de la soledad y el arrepentimiento.