La mansión de la familia Torres fue escenario de una de las noches más incómodas y polémicas que sus salones recuerdan. Lo que comenzó como una elegante recepción para celebrar el compromiso de Alejandro Torres y Mariana Sarmiento, terminó siendo un escándalo que dejó a todos los invitados boquiabiertos.

Novia enfurecida agrede verbalmente a quien será su suegra | En plena  pedida demano humilla a suegra

Mariana, conocida por su carácter altivo y su refinada posición social, no tuvo reparos en humillar públicamente a Valeria, una joven chef encargada de preparar los canapés de la noche. En medio de la velada, mientras los invitados degustaban los aperitivos, Mariana alzó la voz señalando a Valeria con el dedo. “¡Eres una inútil!”, exclamó con furia, mientras la joven apenas sostenía una charola llena de bocadillos.

Valeria, quien había dedicado toda la tarde a preparar cuidadosamente los aperitivos, se mantuvo firme a pesar de las palabras hirientes. Los invitados, incómodos y atónitos, observaban la escena en silencio. Entre murmullos, algunos ocultaban sonrisas nerviosas, mientras otros criticaban la actitud de Mariana.

Alejandro, que conversaba con socios en una esquina del salón, no tardó en intervenir al escuchar los gritos. Con pasos decididos, llegó hasta Mariana y le pidió explicaciones con un tono firme pero sereno. Sin embargo, ella, lejos de disculparse, continuó culpando a Valeria por supuestos errores en la presentación de los alimentos.

“Valeria es una excelente chef, y no hay necesidad de humillarla de esta forma”, le respondió Alejandro, defendiendo a la joven frente a todos. Mariana, incrédula y molesta, lo acusó de exagerar, pero el mensaje de Alejandro fue claro: nadie merecía ser tratado de esa manera.

Detrás de esta tensa escena, doña Luisa, madre de Alejandro, observaba con desagrado la actitud de Mariana. Su mirada revelaba decepción, y no tardó en acercarse a Valeria para ofrecerle unas palabras de apoyo. “Nadie debería tratarte así, mucho menos en esta casa”, le dijo con voz suave, recordándole que su padre siempre valoró a las personas por su trato hacia los demás.

Mientras tanto, los murmullos de los invitados crecían. “Esa chica no es para Alejandro”, susurró una de las tías. “Pero es hermosa y viene de buena familia, seguro se arreglan”, comentó otra.

En la cocina, Valeria intentaba calmarse limpiando frenéticamente una mesa. Alejandro la encontró allí y le ofreció un momento de consuelo. “No deberías aguantar esto”, le dijo con preocupación genuina. Sin embargo, Mariana irrumpió nuevamente en la cocina, ordenándole de manera condescendiente que no cometiera más errores esa noche.

La noche, que debía ser un recuerdo feliz para los futuros esposos, terminó siendo un reflejo de las tensiones y diferencias que existen entre ellos. Mientras Mariana se alejaba con una sonrisa altiva, Alejandro y su madre no podían evitar cuestionarse si ella era realmente la persona indicada para formar parte de su familia.