Georgina Rodríguez nació en Argentina, ciudad de la que era su padre, y después se mudaron a Murcia.

La modelo, que siempre tuvo una vinculación especial con el baile, decidió abandonar Jaca para buscarse la vida y consiguió su primer trabajo como camarera en Huesca.

Ese primer sueldo le permitió alquilar una habitación y compartir pisos hasta que consiguió llegar a Madrid, un sueño para ella que se cumplió cuando tenía 19 años. “Yo también sé lo que es empezar desde abajo y llegar justa a final de mes. Empatizo mucho con la gente debido a mis orígenes humildes”, dijo hace un tiempo en una entrevista.

Cuando se instaló en la capital, la joven consiguió trabajo como dependienta, pero decidió parar temporalmente su profesión para viajar a Inglaterra y aprender inglés. Los conocimientos en el idioma le permitieron volver y conseguir un puesto en Gucci, una boutique de lujo en la que conoció a Cristiano Ronaldo.

Aquellos comienzos de su relación no fueron nada fáciles. En el momento que se hizo pública la primera fotografía juntos, Georgina Rodríguez se convirtió en una conocidísima modelo que salía con uno de los futbolistas más famosos del mundo. Los fans del futbolista se enteraron de donde trabajaba y Georgina tuvo que abandonar su trabajo para empezar entonces en la tienda Prada de El Corte Inglés. Pero aquello tampoco duró mucho tiempo.

“La situación se volvió insoportable. La gente me perseguía. Me llamaban por teléfono, los periodistas venían a la tienda fingiendo ser clientes… Poco a poco comencé a trabajar detrás del mostrador para frenar la agresiva curiosidad de la prensa. Llegó un momento en que fue insostenible”, contó la modelo en una entrevista para la revista italiana Grazia.