Óscar Pulido, una de las figuras más queridas del cine mexicano durante su época dorada, vivió una vida marcada por el éxito, pero también por una serie de tragedias personales que lo llevaron a un final desolador. Su carrera, que brilló intensamente en la pantalla grande, terminó en la oscuridad del abandono y la soledad, una historia que habla de sacrificio, traición y dolor.

Pulido, nacido en 1906 en la Ciudad de México, fue un actor y comediante cuya versatilidad le permitió destacar en diversos géneros cinematográficos. A lo largo de los años 40 y 50, se convirtió en un rostro familiar para el público mexicano, participando en películas icónicas como Angelitos Negros y Escuela de vagabundos. Su talento para la comedia y su capacidad para conectar con la audiencia lo consolidaron como uno de los actores más importantes de la época. Sin embargo, lo que parecía una vida llena de glamour y admiración pronto se tornó en una pesadilla personal.

El golpe más devastador de su vida fue la muerte de su hija, quien falleció a los 13 años debido a una enfermedad incurable. Este trágico suceso dejó a Pulido sumido en un dolor profundo, que marcaría el inicio de su descenso hacia la oscuridad emocional. Fue en este contexto de desesperación que conoció a Carla, una joven actriz con ambiciones de triunfar en el mundo del espectáculo. Aunque Pulido trató de verla como una oportunidad para revivir el amor paternal que había perdido, pronto se convirtió en una relación tóxica y destructiva.

Pulido se entregó por completo a ayudar a Carla, utilizando su dinero, tiempo e influencia para impulsar su carrera. Sin embargo, en lugar de valorar su generosidad, Carla comenzó a aprovecharse de él. Le pidió dinero, favores y apoyo en su carrera, sin preocuparse por el desgaste emocional y físico que esto le causaba a Pulido. En ese momento, el actor ya enfrentaba serios problemas de salud: su diabetes y problemas circulatorios empeoraban, pero su foco estaba completamente en Carla, ignorando sus propias necesidades.

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Cuando los recursos de Pulido se agotaron, la situación se volvió insostenible. Las deudas se acumularon, y lo que antes era una vida cómoda se convirtió en una lucha diaria por sobrevivir. Pero lo peor estaba por venir: Carla lo abandonó cuando más lo necesitaba. Esta traición fue un golpe brutal, pues no solo perdió su apoyo emocional, sino también su última esperanza de encontrar algo de luz en su vida.

Además de la devastación personal, los rumores sobre una posible relación romántica entre Óscar y Carla comenzaron a circular, alimentados por una prensa insensible que no dudaba en especular sobre los detalles de su vida privada. Estos chismes sumaron una capa de humillación a la ya complicada situación de Pulido, quien se vio aislado no solo de su entorno familiar, sino también de sus colegas del cine. Su salud siguió deteriorándose y, sin los recursos suficientes para recibir el tratamiento adecuado, tuvo que depender de la caridad de amigos y organizaciones como la Asociación Nacional de Actores.

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A medida que los días pasaban, Pulido vendió todo lo que pudo, incluso sus pertenencias más queridas, para poder seguir adelante. Su vida pasó de la fama y la admiración a la lucha por sobrevivir. En sus últimos años, su situación era tan crítica que tuvo que recurrir a la caridad para cubrir lo más básico. La tragedia de su vida no solo fue su deterioro físico y emocional, sino también el hecho de que alguien que tanto había dado al público terminó siendo abandonado y olvidado por muchos.

El 23 de mayo de 1974, Óscar Pulido falleció a los 67 años debido a un paro cardíaco. Aunque la causa oficial de su muerte fue esta, los rumores sobre su salud y las tensiones con Carla dejaron una sensación de misterio en torno a sus últimos días. Su vida, que fue un símbolo de alegría y risas para millones de mexicanos, terminó en soledad, dejando una estela de preguntas sin responder.

Anabel Gutiérrez y Óscar Pulido en la película Escuela de vagabundos  (1954). #escueladevagabundos #anabelgutiérrez #oscarpulido  #cinemexicanoepocadeoro

Hoy, Óscar Pulido es recordado como uno de los pilares del cine mexicano. Su capacidad para adaptarse a diferentes géneros, su presencia en pantalla y su versatilidad como actor lo convirtieron en una de las figuras más admiradas de su tiempo. Sin embargo, su vida personal fue todo lo contrario al brillo de su carrera. La historia de Óscar Pulido es un recordatorio de que, detrás del glamour y el éxito, puede haber un precio doloroso que solo los más cercanos conocen.

Su legado como comediante y actor sigue vivo en las películas que protagonizó, pero su historia, llena de sacrificio y tragedia, también es una lección sobre cómo el sistema de la industria del entretenimiento a veces olvida a aquellos que más ha amado. A pesar de sus errores y decisiones, la vida de Pulido sigue siendo una de las más fascinantes y trágicas en la historia del cine mexicano.