Este año cumplo 30 años. Desde los 10 años, la edad más inocente, descubrí accidentalmente un terrible secreto de mi familia: mi madre tenía una aventura. Este secreto fue como una sombra que cubrió mi vida y mi familia durante 20 años. Luego incluso se convirtió en un secreto público pero no mencionado.

Man And Woman Are Arguing And Waving Their Arms Stock Photo, Picture and  Royalty Free Image. Image 50495383.

Lo que es aún más confuso es que, aunque todo esto era tan obvio, mi padre decidió no divorciarse e insistió en mantener unida a la familia. Por fuera parecíamos una familia feliz modelo, pero por dentro sólo los que vivían en la casa sabían lo miserable que era.

A medida que crecí, la relación entre mi madre y ese hombre se convirtió en un tema tabú en la familia. Cada reunión y fiesta en casa ya no es un momento de alegría y solidaridad sino que se convierte en fuente de estrés, ansiedad y cansancio.

He registrado innumerables cambios entre mi padre y mi madre. Cada mirada que intercambiábamos y cada encuentro cara a cara me hacía doler profundamente el corazón.

Aunque mi madre todavía me amaba mucho, hizo todo lo posible para evitar que la viera con ese hombre, pero aún así fue una flecha que atravesó mi corazón. Poco a poco perdí la fe en el matrimonio, me volví frío con mi madre y nunca compartí mis sentimientos con ella.

Hubo momentos en que grité y discutí con mi madre, preguntándole si no se sentía culpable hacia mi padre, por qué me hacía eso, e incluso maldije a ese hombre odioso.

Sin embargo, mi padre, el que fue engañado, eligió una forma diferente de afrontarlo: silencio, paciencia, fingimiento y hacer la vista gorda. En sus ojos nunca había rabia, sólo calma e impotencia, soportando la indiferencia de su madre.

Innumerables veces le pregunté por qué no se divorciaba para terminar con ese dolor, pero cada vez se quedaba callado y no decía nada.

Una vez, después de discutir con mi madre, no pude evitar llorar y decirle a mi padre: “Papá, ¿por qué tienes que sufrir así? ¿Por qué no eres valiente y acabas con todo? Papá, eres un hombre, ¿por qué no te divorcias de mi madre?

Papá simplemente me miró, sus ojos llenos de emociones complejas, pero permaneció en silencio.
Entiendo que cuando amamos a alguien la tolerancia es mayor que cualquier razón del mundo.

Hasta el día que falleció mi madre, mi padre y yo estábamos muy tristes. Después del funeral de mi madre, mi padre me llamó a su lado. Sus ojos estaban llenos de cansancio y tristeza.

“Hijo, sé que siempre te has sentido confundido e insatisfecho con mi negativa a divorciarme de tu madre. Hoy quiero decirte la verdad”. Lo escuché en silencio mientras me contaba la historia y, después de escucharlo, me quedé en shock.

Resultó que mi madre y ese hombre fueron el primer amor el uno del otro, pero luego sus familias les impidieron y obligaron a casarse con mi padre.

Mis padres me dieron a luz 2 años después de casarse. Medio año después de mi nacimiento, mi madre contrajo una enfermedad grave que requirió tratamiento y cuidados a largo plazo. Y el primer amor de mi madre, ese hombre, resultó ser su médico, la cuidó y la apoyó muy meticulosamente.

El tiempo que mi madre pasó en el hospital, con ese médico, fue más que el tiempo que pasó en casa. Los honorarios del hospital también los paga el médico.

Mi padre sabía muy bien que la condición de mi madre requería que alguien estuviera allí para animarla y cuidarla. Sin embargo, mi padre tenía que trabajar para mantener a la familia y también tenía que cuidar a sus abuelos, por lo que no tenía tiempo para visitar o cuidar a mi madre en el hospital. Entonces papá aceptó dejar que el primer amor de mamá la cuidara con la esperanza de que mamá superara su enfermedad.

“Decidí no divorciarme porque sabía que tu madre necesitaba la compañía y el apoyo de ese hombre, y él también era el pilar espiritual de tu madre. Tu madre se enfermó porque dio a luz a mi hijo, así que prefiero soportar este dolor que dejarla vivir en la depresión. No quiero que crezcas en una familia incompleta”.

Al hablar de esto, las lágrimas de mi padre rodaron por sus mejillas. También me emocioné mucho y no pude contener las lágrimas. Fue entonces cuando comprendí que detrás del silencio y la paciencia de mi padre estaba su profundo amor por mi madre y por mí. Él eligió la tolerancia y la comprensión para la felicidad y la salud de mi madre y para que yo tuviera una familia completa.

Desde ese momento, mi admiración por mi padre superó todo. Su sacrificio y dedicación me mostraron el verdadero significado del amor.

También me di cuenta de que la familia no es sólo un vínculo de sangre, sino también de dedicación desinteresada y tolerancia. También aprendí a valorar a las personas que tenía frente a mí y a ser generosa, comprendiéndolas con amor, ya no con la razón.

El amor es complejo y variado, a veces necesitamos mirar más allá de la superficie para entender la verdad detrás de él. El amor de mi padre, aunque no estaba claro, era extremadamente fuerte y profundo. Su elección me hizo comprender el valor de la familia y el poder de la tolerancia.