Andrés Soler: Un ícono del cine mexicano con un legado único

Andrés Soler fue uno de los actores más admirados y queridos de la Época de Oro del cine mexicano. Nacido el 18 de noviembre de 1898 bajo el nombre de Andrés Díaz Pavía, formó parte de la renombrada Dinastía Soler, que dejó una huella imborrable en la industria cinematográfica. Junto a sus hermanos, Andrés vivió una vida dedicada al cine, la actuación y la cultura, pero su historia es también un testimonio de pasiones personales y un destino trágico e inesperado.

Soler, a pesar de ser parte de una familia de artistas, tuvo un comienzo relativamente tardío en la industria del cine. Sus hermanos ya eran estrellas consolidadas cuando él debutó en 1935 con la película Celos dirigida por Arcady Beitler. A pesar de su comienzo lento, rápidamente se ganó el cariño del público gracias a su talento y carisma. Su primer papel protagónico lo obtuvo en Suprema ley (1936), pero fue en Lo que el hombre puede sufrir (1943) donde alcanzó mayor reconocimiento. En este film, compartió pantalla con grandes figuras como Matilde Palou, Susana Guzmán y David Silva, interpretando un personaje que reflejaba los giros trágicos del amor.

Andrés Soler, de actor a formador de talentos | Morelia Film Festival

Andrés Soler era conocido por su versatilidad actoral, interpretando desde villanos notorios hasta personajes cómicos. Entre sus papeles más recordados se destacan su interpretación de Vitriolo, el farmacéutico joven y celoso en Historia de un gran amor (1942), y su rol como Coronel Arturo Gonfalón en Una carta de amor (1943). A lo largo de su carrera, trabajó con actores como Jorge Negrete, Mario Moreno “Cantinflas”, Pedro Infante y María Félix, siendo siempre un actor de reparto destacado en diversas producciones.

A pesar de su fama y éxito, Andrés Soler nunca se casó. En varias entrevistas, él mismo atribuía su soltería a las exigencias de su carrera, bromeando que un hombre se casa cuando no tiene nada importante que hacer, pero él siempre estaba muy ocupado. Durante su vida, se supo que tuvo romances con algunas actrices, como Magda Guzmán y Evangelina Elizondo, pero no formó una familia propia. Sin embargo, adoptó una hija, un acto que reflejaba su generosidad y su amor por los demás.

Cuál era la afición de Andrés Soler y por qué nunca se casó - Infobae

En su vida fuera de los escenarios, Andrés cultivó pasatiempos muy particulares. Una de sus grandes pasiones fue la colección de figuritas, en particular, aquellas que representaban elefantes. A lo largo de los años, Soler acumuló más de 2,800 figuras de elefantes, un número impresionante que reflejaba su meticulosa atención al detalle y su dedicación por su hobby. Además, coleccionaba cerámicas, aunque nunca se conoció la cantidad exacta de piezas que poseía.

Pero la pasión de Andrés Soler no siempre estuvo vinculada a coleccionismo. Durante su juventud, se sintió atraído por la tauromaquia, incluso participando en algunos enfrentamientos con toros. Sin embargo, su incursión en el ruedo llegó a su fin cuando sufrió una grave lesión. A pesar de este revés, Soler siguió amando la tauromaquia y siempre reconoció a Paco Camino como su torero favorito.

Uno de los aspectos que hizo a Soler aún más especial fue su trabajo detrás de las cámaras. Fue un defensor incansable de los derechos de los actores y participó activamente en la fundación de la Academia de Artes Dramáticas de la Asociación Nacional de Actores (ANDA), institución que ayudó a mejorar las condiciones laborales de los artistas mexicanos. Soler no solo fue un gran actor, sino también un líder que luchó por el bienestar de sus compañeros de profesión.

Thread by @DeMemoria on Thread Reader App – Thread Reader App

Aunque comenzó a actuar cuando ya era adulto, a los 38 años, Soler dejó una marca indeleble en la industria cinematográfica mexicana. A lo largo de su carrera, participó en más de 190 películas, siendo un actor que aportaba calidez, humor y humanidad a sus personajes. Su legado como uno de los mejores actores de reparto de su tiempo perdura en los recuerdos de quienes lo conocieron y en las películas que siguen siendo parte del cine mexicano clásico.

Trágicamente, Andrés Soler falleció el 26 de julio de 1969 a los 70 años, poco después de haber terminado de filmar su última película, El hermano Capulina. Tras un desayuno, sufrió un colapso y cayó en coma, del cual nunca despertó. Su muerte fue tan inesperada como su vida, dejando un vacío en el cine mexicano que no se pudo llenar fácilmente.

A pesar de no ser tan famoso como sus hermanos o algunos de sus compañeros de escena, Andrés Soler fue una figura fundamental de la Época de Oro del cine mexicano, un hombre cuya pasión por la actuación y la vida, junto con su compromiso social y sus pasatiempos peculiares, lo convierten en una de las grandes leyendas de la historia del cine en México.