Zoe Saldaña y Karla Sofía Gascón protagonizan esta insólita propuesta del francés Jacques Audiard, concebida como un gran espectáculo musical cantado en español sobre el narcotráfico y la cirugía de reasignación sexual.

Emilia Pérez es la particular incursión del francés Jacques Audiard en el género musical. El director de Un profeta (2009), ganador de la Palma de Oro de 2015 con Dheepan, ha presentado una insólita combinación de espectáculo musical a lo Broadway, narcothriller mexicano y registro dramático de telenovela.

Selena Gomez en 'Emilia Pérez'

Selena Gomez en ‘Emilia Pérez’
Cinemanía

La actriz española Karla Sofía Gascón es la protagonista titular como Emilia Pérez: nueva identidad de un temido capo de la droga, Manitas Del Monte, que ha pasado por una cirugía de reasignación sexual organizada por una ambiciosa abogada interpretada por Zoe Saldaña, a espaldas de su mujer, Selena Gomez.

Crítica de ‘Emilia Pérez’

No se podrá echar en cara a Jacques Audiard que quiera acomodarse. El cineasta francés, principalmente conocido y elogiado por sus thrillers y películas de suspense, lleva probando fórmulas y abordando géneros distintos desde que Dheepan le brindó la Palma de Oro en 2015. Después ha hecho un estupendo western (Los hermanos Sisters, 2018), ha adaptado al historietista Adrian Tomine en la urbana París, distrito 13 (2021) y en Emilia Pérez, su décimo largometraje, se ha lanzado al género musical por todo lo alto.

Para ello ha contado con la cantante Camille Dalmais para escribir las canciones, con música de Clément Ducol, coreografías de baile de Damien Jalet y el guion… el guion es suyo, y quizás a Audiard no le habría ido mal contar con otro apoyo, en esta su primera vez encargándose en solitario de esa tarea. Y digamos que se nota; para empezar, por cómo toda la osadía del proyecto se agota en la misma enunciación de la presunta temeridad. 

La película cuenta la historia de Emilia Pérez, la identidad que adopta uno de los jefes criminales más temidos de México tras una cirugía de reasignación sexual con la que busca empezar una nueva vida. Emplear los códigos festivos y chisposos del teatro musical para tratar temas complejos, graves o sombríos es algo que cualquier escenario de Broadway tiene más que superado, así que verlos en un narcothriller de carteles mexicanos con violencia y asesinatos no tiene más recorrido que el propio planteamiento.

Lo doloroso es que ese nivel de superficialidad, de mirada infantil, también da forma al resto de elementos, desde el planteamiento de unas secuencias musicales donde las coreografías son despreciadas por la puesta en escena y las canciones, muy alineadas con una terrible herencia de Jonathan Larson pero con temor a durar más de 90 segundos y perder capacidad de circular por TikTok, se hacen repetitivas en lo melódico e insustanciales en lo narrativo. 

Su principal función parece existir (cuando la película se acuerda de ellas) para darle un toque más pintoresco a la acción. Zoe Saldaña se luce aprovechando uno de sus pocos papeles en una gran producción donde no lleva la piel cubierta de colores que distraigan de lo buena actriz que es, mientras que Karla Sofía Gascón y Selena Gomez hacen lo que pueden con unos personajes tan endebles que ni les alcanza el rastro de la brocha gorda empleada para hacer avanzar la trama.

Cine con pánico a la pérdida de atención, casi dictado por generadores de titulares para redes sociales (¡Selena Gomez dice “pinche vulva”!), que subsume toda su propuesta en enunciar una nube de conceptos sin considerar siquiera la posibilidad de darles sustancia o hacer algún esfuerzo para tratarlos.

Superficie pura, ocurrencias a medio cocer y pereza creativa para construir algún número musical satírico mínimamente memorable (cualquiera de Crazy Ex-Girlfriend les da mil patadas) que además comete el doble pecado de malgastar la oportunidad de sacar partido a una idea atrevida que con otra canalización del talento implicado podría haber resultado interesante. Lo peor que se puede decir de un musical actual es que recuerde a Querido Evan Hansen (2021) y, tanto por dentro como por fuera, Emilia Pérez lo hace.