¡¡Un tipo con máscara de anónimo y traje negro se para afuera de mi ventana y sonríe toda la noche!!

Fue solo otra noche tranquila en mi apartamento. Me había acostado en la cama después de un largo día, la luna arrojaba una luz tenue a través de mi ventana. Mientras yacía allí, tratando de relajarme, no podía quitarme la sensación de que algo estaba mal. Lo descarté como paranoia: demasiadas películas de terror, tal vez. Pero entonces lo vi.

Por el rabillo del ojo, a través de la rendija de mis persianas, noté una figura parada perfectamente quieta en la acera, directamente afuera de mi ventana. Al principio pensé que era alguien esperando el autobús, pero había algo inquietante en ello. La figura vestía un traje negro y una máscara de Anonymous , del tipo que se ve en las películas y en las protestas. No podía ver ningún rasgo de su rostro, sólo los fríos y huecos ojos de la máscara mirando en mi dirección.

Me dije a mí mismo que lo estaba pensando demasiado, que era sólo una coincidencia, pero no pude evitar sentir una sensación de temor subiendo por mi columna. Conforme pasaban las horas, la figura no se movía. Se quedó allí, frente a mi ventana, inmóvil.

Traté de ignorarlo, tapándome la cabeza con las mantas, esperando que llegara el sueño. Pero el sueño no. Cada vez que miraba hacia la ventana, allí estaba él, parado en el mismo lugar. ¿La peor parte? Estaba sonriendo.

No una sonrisa cualquiera, sino el tipo de sonrisa que parecía fuera de lugar en alguien que estaba solo en la oscuridad a medianoche. Una amplia e inquietante sonrisa.

Me sentí congelado por el miedo. Mi corazón se aceleró mientras lentamente sacaba mi teléfono de debajo de la almohada, tratando de llamar silenciosamente a la policía sin hacer ningún sonido. Me temblaban las manos y apenas podía sostener el teléfono.

Justo cuando estaba a punto de presionar la llamada, la figura se inclinó hacia adelante, lentamente, lo suficiente para que su rostro fuera más visible a través de la ventana. Inclinó levemente la cabeza y continuó sonriendo, como si supiera que lo estaba mirando.

Podía escuchar mi respiración atrapada en mi garganta. No me atrevía a moverme. La figura se quedó allí, completamente quieta, mientras la noche se hacía más fría. Los minutos se convirtieron en horas y, aun así, el hombre nunca se movió.

Cuando las primeras luces del alba comenzaron a despuntar, finalmente me atreví a levantarme. Miré por la ventana y mis ojos apenas se atrevían a mirar hacia afuera. Pero para entonces ya se había ido. Ni rastro.

La policía llegó poco después de mi llamada, pero no encontraron nada. No había huellas en la nieve, ni señales de que alguien hubiera estado cerca de mi ventana. Dijeron que probablemente era sólo una broma, pero yo lo sabía mejor.

Hasta el día de hoy sigo sin entender qué pasó esa noche. Ahora, cada vez que miro por la ventana, me aseguro de que no haya nadie parado allí, sonriendo en la oscuridad.