Descubrimiento impactante: esqueletos “extraterrestres” encontrados en una antigua tumba egipcia


En diciembre de 2024, un equipo de arqueólogos de la Universidad de Oxford, en colaboración con el Ministerio de Antigüedades de Egipto, hizo un descubrimiento que podría cambiar nuestra comprensión de la historia. En la región de Saqqara, al sur de El Cairo, se desenterró una tumba perteneciente a la dinastía XVIII de Egipto que contenía no solo artefactos valiosos, sino también un misterio sin precedentes: varios esqueletos con características que no corresponden a ningún ser humano conocido.

El descubrimiento fue posible gracias a la avanzada tecnología de radar de penetración terrestre, que permitió a los científicos identificar estructuras subterráneas ocultas bajo la arena del desierto del Sahara. La tumba, de más de 30 metros de largo y 15 metros de profundidad, estaba decorada con intrincados jeroglíficos que representaban escenas nunca antes documentadas.

Durante la excavación, los arqueólogos descubrieron una cámara secreta cuidadosamente sellada detrás de un muro de piedra de casi 2 metros de espesor. En el interior de esta cámara se encontraron varios esqueletos con características anatómicas extraordinarias: cráneos alargados y ovalados, cuencas oculares extremadamente grandes y una estructura ósea mucho más ligera que la de los humanos modernos. Los esqueletos medían entre 1,2 y 1,5 metros de altura, notablemente más bajos que el promedio de los antiguos egipcios.


Lo que fue aún más sorprendente fue que estos esqueletos fueron colocados dentro de sarcófagos de oro y piedras preciosas, un tratamiento reservado solo para figuras de alto rango en la sociedad egipcia. Esto plantea una pregunta desconcertante: ¿quiénes eran estos seres y por qué se les concedió tal honor?

Los científicos han propuesto varias hipótesis iniciales. Una teoría sugiere que podrían pertenecer a una especie humana desconocida, tal vez una rama evolutiva paralela al Homo sapiens. Sin embargo, la morfología inusual de los cráneos y otros detalles óseos hacen que esta teoría sea difícil de sustentar.

La segunda hipótesis, mucho más atrevida, propone que los esqueletos tienen un origen extraterrestre. Esta idea se ve reforzada por los jeroglíficos de las paredes de la tumba, que muestran extrañas figuras junto a faraones y símbolos que se asemejan a naves voladoras. Algunos textos incluso mencionan “mensajeros del cielo” enviados para impartir conocimientos especiales a la humanidad.

Actualmente, los esqueletos han sido trasladados a un laboratorio secreto para realizar análisis de ADN y datación por carbono. Los resultados podrían revelar si realmente estamos ante evidencias de una especie extraterrestre o si existe otra explicación detrás de este extraordinario descubrimiento.