La posición de Kylie Jenner como multimillonaria, que en su momento fue un hito importante para el imperio Kardashian-Jenner, se convirtió en una pesadilla de relaciones públicas cuando surgieron informes que la acusaban de exagerar su riqueza. En 2019, Kylie fue alabada por Forbes como la multimillonaria más joven del mundo que se hizo a sí misma, en gran parte gracias al éxito de Kylie Cosmetics. Sin embargo, solo un año después, Forbes publicó un informe impactante en el que afirmaba que Kylie y su equipo habían sido acusados de inflar las cifras de ingresos de la empresa y falsificar declaraciones fiscales para mejorar su imagen de multimillonaria.

Las consecuencias de estas revelaciones fueron rápidas y dañinas. Los críticos acusaron a Kylie no solo de engañar al público, sino también de manchar la reputación de la marca Kardashian-Jenner. Esta controversia planteó dudas sobre la autenticidad de todo el imperio familiar, que durante mucho tiempo se ha basado en la creación de una imagen de éxito, riqueza e influencia. Para muchos, este escándalo subraya hasta qué punto la familia podría llegar para mantener su posición en la cima del mundo de las celebridades, incluso si eso significa comprometer su integridad.

La reacción de Kylie ante las acusaciones fue de escepticismo, negando públicamente cualquier irregularidad y afirmando que los informes se basaban en cálculos inexactos y que nunca intentó engañar a nadie. Aun así, el daño a su reputación, y en extensión a la de la familia Kardashian, fue significativo. La controversia desató debates sobre la transparencia de la familia y los límites difusos entre la realidad y los personajes cuidadosamente construidos que muestran al mundo.

Aunque Kylie continúa prosperando en la industria de la belleza, el escándalo de la falsa multimillonaria sigue siendo una mancha en el legado de la familia Kardashian-Jenner, generando preguntas sobre cuánto de su éxito es real y cuánto es simplemente una cuestión de imagen.