Hace tres años, el cine mexicano se despidió de una de sus figuras más emblemáticas, Isela Vega. Su trayectoria fue reconocida no solo por su talento, sino también por su valentía y audacia al desafiar las normas sociales, especialmente durante los controvertidos años 70. Vega dejó una huella profunda en el cine y la cultura de México, siendo recordada por su postura ante la vida, sus relaciones amorosas, y su capacidad para confrontar el machismo.

Nacida el 5 de noviembre de 1930 en Hermosillo, Sonora, Isela comenzó su carrera como modelo tras ganar el título de Princesa del Carnaval de Hermosillo a los 18 años. Este reconocimiento la llevó a los Estados Unidos, donde perfeccionó sus habilidades en actuación e inglés, y no pasó mucho tiempo antes de regresar a México para comenzar su carrera en el cine. Su debut en la película Verano violento en 1960 fue solo el inicio de una prolífica carrera en la que se destacó por interpretar personajes desafiantes y sensuales.

Sin embargo, detrás de la imagen pública de sensualidad y controversia, Isela Vega era una mujer con un carácter indomable. A lo largo de su carrera, enfrentó la censura y las críticas por participar en producciones atrevidas que desafiaban las normas conservadoras de la época. Uno de los momentos más icónicos de su carrera fue su participación en la obra teatral Zaratustra, dirigida por Alejandro Jodorowsky, donde apareció completamente desnuda, desatando un escándalo que sacudió los escenarios mexicanos. Esta producción fue pionera al mostrar a los actores realizando actos sexuales simulados, algo impensable en la sociedad conservadora del México de los años 70.

Vega también colaboró en proyectos cinematográficos de alto calibre, como La primavera de los escorpiones (1971), donde su interpretación de una mujer independiente y sofisticada reflejaba su propia vida. La película generó una gran controversia por su temática atrevida y la representación de la homosexualidad, un tema tabú en ese entonces. Aunque la Liga de la Decencia intentó prohibirla, Isela y sus compañeros defendieron el proyecto, destacando su valor al desafiar las normas sociales y representar la homosexualidad de una manera honesta.

A lo largo de los años, Isela Vega mantuvo su relevancia en la industria del cine, participando en producciones populares como La casa de las flores y Cindy la regia. En 2017, al recibir el Ariel de Oro, reflexionó sobre su carrera y su decisión de no haber continuado en Hollywood, donde consideraba que las actrices eran relegadas a partir de los 40 años. Isela nunca se conformó con los límites impuestos por la industria, y gracias a su autenticidad, su carrera perduró por décadas.

La vida de Isela Vega estuvo marcada por decisiones audaces y momentos de desafío. Desde su relación con el cantante Alberto Vázquez, con quien tuvo a su hijo Arturo, hasta su romance con el actor Jorge Luke, con quien tuvo a su hija Shaula, Vega siempre fue una mujer que desafió las convenciones de su tiempo. Su legado sigue vivo no solo en las películas que protagonizó, sino en su espíritu indomable que inspiró a generaciones de artistas y cineastas.