Enamórandome de Mi Nuevo Vecino Atractivo, Lo Invití a la Fiesta de Fin de Año de Mi Trabajo—¡Solo Para Perderlo Todo en Una Noche!

Nunca pensé que me dejaría llevar de manera tan imprudente y descuidada.

 

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El Antecedente

En mi empresa, que tiene más de 40 empleados, todos están establecidos con sus familias—menos yo. A los 35 años, sigo soltera y nunca he tenido novio. Cuando era más joven, prioricé trabajar arduamente para apoyar a mis padres y hermanos, ignorando mi propia vida amorosa.

Ahora que mi familia está estable, me doy cuenta de que he pasado la edad ideal para encontrar el amor. Aunque mis amigos y compañeros de trabajo han intentado presentarme a posibles parejas, ninguno de ellos me convenció. Siempre imaginé casarme con alguien que no solo fuera inteligente, sino con alguien con quien ambos pudiéramos amarnos genuinamente. Decidí que era mejor quedarme soltera que conformarme con algo que no sentía real.

El mes pasado, un nuevo vecino se mudó al departamento junto al mío. En cuanto lo vi, me cautivó su buen aspecto. En los días siguientes, busqué excusas para entablar conversaciones con él.

Su nombre es Daniel, y es tres años menor que yo, trabaja como representante de ventas. Quería invitarlo a tomar un café o una comida, pero no me atrevía—sentía que sería demasiado directo para una mujer dar el primer paso.

La Oportunidad

El sábado pasado, mi empresa organizó su fiesta de fin de año, y todos debían llevar una pareja. Asistir sola significaba pagar una multa. Daniel vino inmediatamente a mi mente. Le ofrecí $2,000 pesos para que fuera mi acompañante esa noche. Para mi sorpresa, aceptó. Estaba emocionada de tener a un hombre tan guapo a mi lado.

La fiesta transcurrió sin problemas, y mis compañeros de trabajo estaban encantados de verme con un compañero tan atractivo. El evento terminó alrededor de la medianoche, y de camino a casa, impulsivamente lo abracé por la cintura.

Daniel entonces confesó que se había sentido atraído por mí desde el primer momento en que me vio. Admitió que había dudado en acercarse porque pensó que ya tenía pareja. Su confesión sincera, junto con la soledad de la noche, me desbordó. Cuando sugirió que fuéramos a un motel, acepté.

Una Noche de Pasión

Esa noche, perdí mi inocencia con Daniel. Fue una velada mágica, pero al despertar, me sentí confundida. Me había entregado a alguien que apenas conocía, y eso me hizo cuestionar mi propio juicio.

Desde entonces, Daniel me ha pedido que nos veamos en moteles casi todos los días, y nunca he rechazado. Sé que este comportamiento desenfadado podría hacer que pierda el interés en mí, pero no puedo resistirme a mis propios deseos.

Cuando trato de preguntar sobre su vida personal, él evita mis preguntas, diciendo que con el tiempo lo averiguaremos.

Ahora Estoy Atorada

Estoy confundida y no sé qué hacer. ¿Debería dar un paso atrás y reevaluar esta relación? ¿O estoy sobrepensando lo que podría ser el comienzo de algo genuino?