¿Alguna vez te has preguntado qué hay detrás de la vida de las grandes estrellas de Hollywood? Robert Redford, un ícono del cine y la televisión durante más de seis décadas, nos ha regalado momentos inolvidables en la pantalla. Sin embargo, detrás de las luces y el glamour, su vida ha sido un viaje lleno de pérdidas profundas y desafíos inimaginables. Hoy, vamos a sumergirnos en la historia de un hombre cuya vida no fue tan perfecta como parecía, un hombre que, a pesar de su éxito, luchó en silencio contra sus propias tragedias.

Redford ha sido un enigma para el público, conocido por mantener su vida privada lejos de las cámaras y por ser extremadamente reservado sobre sus experiencias personales. Sin embargo, en 2011, decidió abrir su corazón y relatar su vida en una biografía reveladora, junto al autor Michael Finny Kanayan. Fue entonces cuando el mundo conoció una versión diferente del galán de Hollywood: la del hombre detrás del mito.

Los primeros años: Un espíritu rebelde

Nacido el 18 de agosto de 1936 en Santa Mónica, California, Robert Redford creció en un ambiente humilde con sus padres, Martha y Charles Redford, y su medio hermano William. Desde niño, Redford mostró un espíritu rebelde que chocaba con la vida académica, lo que lo llevó a tomar caminos arriesgados. Asistió a la escuela secundaria Van Nuys, donde se codeaba con futuras figuras del entretenimiento, como Don Drysdale. Sin embargo, sus calificaciones no fueron su fuerte, ya que prefería el deporte y el arte sobre las matemáticas y las letras. Esta Rebeldía y deseo de escapar lo impulsaron a unirse a una pandilla adolescente, explorando la vida nocturna y experimentando con su pasión por el arte.

A pesar de su comportamiento problemático, Redford destacó en deportes como el tenis, llegando a compartir cancha con el legendario Pancho González en el Club de Tenis de Los Ángeles. Sin embargo, su carácter indomable también lo llevó a enfrentar dificultades en la escuela y la universidad, siendo expulsado de la Universidad de Colorado tras solo un año. Este contratiempo lo llevó a un viaje introspectivo por Europa, donde decidió dedicarse al arte y perfeccionar su técnica en instituciones como el Pratt Institute de Brooklyn y la Academia Americana de Artes Dramáticas en Nueva York.

La lucha contra la enfermedad: La polio

Además de los desafíos académicos y personales, Redford también enfrentó una enfermedad que lo marcó desde temprana edad. Contrajo polio cuando era niño, en un momento en que la enfermedad era una amenaza seria. Recordó que fue una experiencia aterradora: se despertó una mañana sin poder mover sus extremidades. Aunque su caso fue leve y no requirió el uso de un pulmón de acero, esos días lo marcaron profundamente. Esta difícil experiencia reforzó su espíritu de lucha y resiliencia.

El camino hacia el estrellato: Actor y cineasta

La actuación se convirtió en la salida para el joven Redford, quien se volcó en ella con pasión. Debutó en Broadway en 1959, en la obra Tall Story. Su papel protagónico en Barefoot in the Park (1963) lo catapultó a la fama, y pronto dio el salto al cine y la televisión. Se convirtió en un símbolo del cine de los años 70, con películas icónicas como Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969) junto a Paul Newman, y The Sting (1973). Redford no se dejó encasillar por el estereotipo del galán de Hollywood, eligiendo papeles desafiantes que mostraron su versatilidad como actor.

El precio del éxito: La tragedia familiar

En su vida personal, Redford no estuvo exento de tragedias. Se casó con Lola Van Wagenen en 1958, y tuvieron cuatro hijos: Scott, Shauna, David y Amy. Sin embargo, la felicidad familiar se vio empañada por la tragedia cuando perdieron a su hijo Scott, quien falleció a los dos meses de edad debido al síndrome de muerte súbita infantil. Este fue un golpe devastador para la pareja, una herida que cargaron durante mucho tiempo.

El dolor de la pérdida de su hijo tuvo un impacto profundo en su matrimonio, que finalmente terminó en divorcio en 1982, aunque la separación no se hizo pública hasta años después. Sin embargo, Redford logró encontrar el amor nuevamente con la periodista y activista Sibylle Szaggars, con quien se casó en 2009 en Alemania. Su relación se convirtió en un refugio donde él podía ser él mismo, lejos de los reflectores.

Las cicatrices del pasado: Pérdidas y luchas internas

A lo largo de su vida, Redford enfrentó una serie de tragedias personales que moldearon su carácter. Perdió a su madre, Martha, cuando tenía solo 18 años debido a una complicación en el parto. Este evento dejó una cicatriz profunda en su corazón, pues sentía que durante su adolescencia no facilitó la vida de su madre. También perdió a su tío David, quien fue una figura clave en su vida y un mentor importante. La muerte de David en combate durante la Segunda Guerra Mundial marcó a Redford, quien nunca logró superar completamente esa pérdida.

Además, durante su juventud, Redford estuvo involucrado en comportamientos peligrosos, como el consumo de drogas y carreras ilegales de autos. Un accidente grave durante una de estas competencias lo dejó al borde de la muerte, pero, de alguna manera, salió ileso de estas situaciones que podrían haberle costado la vida.

La resiliencia de un icono

A pesar de las tragedias personales y los momentos oscuros, Robert Redford logró salir adelante. Su resiliencia lo convirtió en un símbolo no solo de Hollywood, sino también de fortaleza y superación personal. A lo largo de su carrera, no solo buscó el éxito comercial, sino también un reconocimiento artístico que fuera más allá de su apariencia física.

A medida que envejecía, Redford se fue retirando lentamente de la actuación, con su última gran película siendo The Old Man & the Gun (2018). Hoy, disfruta de su vida en un rancho en Utah con su esposa Sibylle y sus siete nietos, mientras continúa trabajando en proyectos de dirección y producción, lo que demuestra que su pasión por el cine sigue viva.

Conclusión: Un legado de fortaleza y superación

La vida de Robert Redford es un testimonio de que, incluso en medio del dolor más profundo, siempre hay esperanza. Su historia nos recuerda que las pérdidas y fracasos no definen quiénes somos, y que, en los momentos más oscuros, podemos encontrar la fuerza para seguir adelante. A pesar de las tragedias personales y las pruebas que ha enfrentado a lo largo de su vida, Redford ha logrado reinventarse y mantenerse firme, convirtiéndose en un ejemplo de resiliencia, no solo para Hollywood, sino para todos.

¿Qué opinas de esta historia? ¿Sabías todo esto sobre Redford? ¿Te gustaría ver un regreso suyo a la pantalla grande? Cuéntanos en los comentarios cuál es tu película favorita de este gran actor. Y si te ha inspirado su historia, no olvides darle like y compartir este artículo.