Era un día común cuando mi hijo de 6 años llegó a casa después de la escuela y me entregó un trozo de papel. Sonrió inocentemente y dijo: “Mamá, la señorita Nhung de al lado me dio esto para ti.”

Sonreí, pensando que era solo una nota normal. Pero al abrirla, cada palabra en el papel me golpeó como un puñetazo en el estómago. Sentí cómo mi corazón se apretaba.

La señorita Nhung, la vecina que siempre había sido amable y amigable conmigo, había confesado haber estado en una relación con mi esposo durante más de un año. Mi mente no podía procesar lo que estaba leyendo. Esto no era solo un rumor; era una revelación impactante.

Pero eso no era todo. Continuó diciendo que estaba embarazada y exigía que mi esposo asumiera la responsabilidad. “Él dijo que nunca me dejaría, pero ahora me está abandonando. No voy a dejar que esto pase”, escribió.

En la parte inferior de la nota, incluyó la contraseña de la cuenta bancaria de mi esposo, demostrando cuán cercana se había vuelto su relación. “Si sé su contraseña, puedes imaginarte lo profundo que es esto”, añadió.

No quería creerlo. ¿Podría ser realmente cierto? ¿El hombre con el que me había casado durante siete años, el hombre en quien pensaba que podía confiar, era capaz de traicionarme de esta manera?

Pero la curiosidad pudo más, y decidí intentar ingresar la contraseña en su cuenta bancaria. Para mi sorpresa, funcionó. Pude ver las transacciones que había realizado: transferencias hacia ella.

Me sentí mareada. Quería creer que esto era una especie de broma cruel, pero las pruebas eran innegables. Cuando lo confronté, negó todo, incluso me acusó de estar paranoica e imaginar cosas.

Pero cuando mencioné que iría a hablar con ella directamente, se quedó congelado y guardó silencio. Eso fue todo lo que necesité saber. Su silencio lo confirmó todo.

Habíamos estado juntos durante siete años, con un hermoso hijo entre nosotros. Siempre había creído que era afortunada de tener una familia feliz.

Pero ahora, todo se estaba derrumbando. No podía evitar preguntarme si el amor que pensaba que compartíamos era real, o si él solo había estado fingiendo para mantener la fachada de una familia perfecta mientras vivía secretamente una vida doble.

Me sentí traicionada, no solo por mi esposo, sino por la confianza y los sacrificios que había hecho por nuestra familia.

Como esposa y madre, lo había dado todo para preservar este hogar. Pero ahora, no sabía si tenía la fuerza para continuar.

Temía que cualquier decisión que tomara dañara a mi hijo. Pero también sabía que no podía vivir en un matrimonio basado en mentiras.

¿Qué debería hacer ahora? ¿Perdonarlo y esperar un cambio, o dejarlo ir y liberarme? Estas preguntas me han estado acosando, manteniéndome despierta por la noche.

Mientras escribo estas palabras, solo espero encontrar algo de paz mental. Sé que nadie puede tomar esta decisión por mí. Esta es mi vida, y solo yo puedo decidir qué hacer a continuación.