El hijo de la señora María González, de más de 30 años, se casó recientemente, y ella había decidido considerar a su nuera como su propia hija. Estaba feliz pensando que, con la llegada de la nuera, podría relajarse un poco en cuanto a las tareas domésticas, dejando a su hija política encargarse de la comida y los quehaceres, mientras ella podía dedicarse a cuidar los pollos, cerdos y hacer las compras.

La señora González reconocía que no era muy hábil en la cocina ni en la limpieza, mientras que su nuera, Claudia Martínez, era meticulosa y extremadamente ordenada, lo que, para la madre de su hijo, resultaba algo agobiante. Si caía un trozo de pan sobre la mesa o si salía al jardín con las sandalias llenas de arena, su nuera no dudaba en coger una escoba para limpiar al instante y darle una pequeña reprimenda. Estos pequeños malentendidos cotidianos hicieron que ambas no se llevaran bien.

Sin embargo, lo que la señora González nunca imaginó es que sus palabras, a menudo críticas o indirectas, fueran grabadas por su nuera. Un día, esta grabación fue enviada a un grupo de chat de la familia materna de la nuera, lo que provocó que los miembros de la familia empezaran a hablar del asunto. Incluso, la nuera publicó en sus redes sociales una especie de “denuncia” pública sobre su suegra.

“Si no fuera por los chismes en el vecindario, nunca me hubiera enterado de que lo que pasaba en mi casa se estaba compartiendo con todo el país”, comentó la señora González, visiblemente afectada.

Cuando los vecinos le mostraron la publicación de su nuera, acompañada de la grabación, la señora González se sintió profundamente herida, lo que desencadenó una enfermedad grave por el estrés emocional que le causó la situación.

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El caso de la señora Beatriz Ramírez y su hija política

En otro lugar de Madrid, la señora Beatriz Ramírez, de 57 años, tampoco lograba adaptarse al estilo de vida de su nuera. Laura Sánchez, una joven de 26 años, no dejaba de usar su teléfono móvil en todo momento, incluso mientras cocinaba, fregaba los platos o incluso mientras comían. “De vez en cuando, la carne se quema o el agua hierve y se derrama porque ella no para de mirar su teléfono”, relataba la señora Ramírez. Cuando la señora Ramírez le mencionaba estos problemas, la nuera respondía que estaba ocupada con asuntos urgentes de trabajo y que no podía separarse del teléfono.

La familia vivía en un pequeño departamento de dos habitaciones, pero la señora Ramírez sentía constantemente que su hijo y su nuera pertenecían a un “mundo paralelo”. A las 7 p.m., la joven pareja regresaba del trabajo, y a las 9 p.m. ya dejaban a su hijo con la abuela para que durmiera con ella. “Se quedan despiertos hasta la madrugada porque tienen trabajo online”, mencionó la señora Ramírez, añadiendo que ya no tenía tiempo para pasar con ellos, ni para compartir una conversación.

Al principio, la señora Ramírez intentó ayudar en las tareas domésticas, preparaba el desayuno para todos, pero se encontraba con una actitud fría de su nuera, quien incluso le pidió a su esposo que le pidiera a su madre “no invadir su privacidad”.

“Pensé que con la llegada de la nuera, tendría una amiga en casa. Pero ahora me doy cuenta de que ni siquiera podemos hablar”, dijo entre lágrimas la señora Ramírez.

Conflictos generacionales y la difícil relación entre nueras y suegras

Tanto la señora González como la señora Ramírez representan la situación que viven muchas suegras en el país, especialmente de la generación anterior. Según un estudio realizado en 2021 por la investigadora María Fernández, casi el 86% de las suegras afirman que sus nueras no expresan el cariño que ellas esperaban.

La doctora Ana López, psicóloga y directora del Centro de Investigación y Aplicación de Psicología Educativa de Madrid, ha asesorado a muchas mujeres que han atravesado una crisis debido a la presión de sus nueras. “Las suegras suelen quejarse de que todo lo que hacen es para no molestar a sus nueras, pero aún así son criticadas”, explicó la doctora López.

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En muchos casos, las nueras modernas tienen expectativas más altas sobre la privacidad y, a menudo, no manejan bien las situaciones difíciles con sus suegras. Algunos conflictos surgen cuando las suegras, intentando ayudar, hacen sugerencias sobre cómo ordenar la casa o cómo cuidar a los hijos, pero las nueras las rechazan. “Las nueras se quejan de que la suegra invada su espacio privado, aunque ella solo esté tratando de ayudar”, agregó la psicóloga.

Por otro lado, algunas nueras se sienten fácilmente ofendidas y, cuando una suegra les hace algún comentario, responden de manera que agravan el conflicto. Estas actitudes pueden generar tensiones en la familia, que se reflejan en los conflictos entre las parejas.

Perspectiva psicológica sobre las suegras y las nueras

Desde un punto de vista psicológico, la doctora Isabel García, profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona, afirma que el problema principal radica en la falta de comunicación y la falta de sensibilidad por parte de las nueras. “El deseo de ser amadas y respetadas es común en todos los seres humanos. Sin embargo, muchas nueras no logran entender esta necesidad y, al actuar de manera insensible, pueden hacer que las suegras se sientan despectivas”, explicó la doctora García.

La doctora López también señala que algunas nueras, debido a sus mejores condiciones económicas, pueden desestimar a sus suegras, lo que genera una sensación de desprecio y distanciamiento. Un estudio reveló que el 37.7% de las suegras siente que sus nueras son insensibles, mientras que un 16.9% cree que no las respetan lo suficiente.

Cómo mejorar la relación entre suegra y nuera

Los expertos coinciden en que tanto las suegras como las nueras deben ser más sensibles y empáticas. La señora García recomienda que las suegras expresen sus expectativas desde el principio, y que, si surge algún desacuerdo, lo resuelvan a través del diálogo respetuoso. “Si no puedes comunicarte directamente, aprende a hacerlo de manera indirecta o busca a alguien que lo haga por ti”, aconsejó la doctora García.

Por su parte, las nueras deben ser más cuidadosas en sus actitudes y comunicarse con respeto. “Si necesitas ayuda, dile a tu suegra de manera amable, no le digas lo que tiene que hacer, sino pídelo de una manera más respetuosa”, concluyó la doctora López.

El desenlace

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Después de que la señora González y su nuera tuvieron varios enfrentamientos públicos en las redes sociales, la familia vivió un conflicto serio. Para evitar más tensiones, los jóvenes decidieron mudarse a otro lugar, y la señora González aceptó la decisión sin protestar.

Por otro lado, en la familia de la señora Ramírez, su hija hizo de mediadora, ayudando a que la madre y la nuera pudieran entenderse mejor y resolver sus diferencias.

En última instancia, las dificultades entre suegras y nueras son comunes, pero con paciencia, respeto y comunicación, es posible encontrar un camino hacia la armonía en la familia.