Villa Becker en Turín en 10 Bellas Fotografías

Villa Becker en Turín, Italia

Turín es una de las principales ciudades de Italia: aunque no sea la área metropolitana más grande del país, ciertamente ha jugado y sigue desempeñando un papel muy importante en la historia y la cultura local. A lo largo de los siglos, la ciudad ha experimentado muchos cambios, lo que ha dado lugar a la presencia de edificios realmente interesantes y a menudo abandonados, especialmente casas y villas. Un claro ejemplo de esto es la Villa Imperiali Becker, ubicada en el barrio de Collina en Turín. Este edificio, que data de los años 1600, es bastante conocido entre los habitantes de la ciudad, tanto que ha recibido muchos apodos a lo largo de los años. Algunos lo llaman la “Villa del Oráculo”, mientras que otros la mencionan como la “Villa de las Catacumbas”, especialmente debido al hecho de que el director Dario Argento utilizó este deteriorado edificio como set para su película La Terza Madre, el tercer capítulo de la famosa trilogía Suspiria.

Historia de la Villa

La mayoría de las personas conocen este lugar como Villa Becker, en honor a Sir Walter Friederich Becker y su familia, quienes se mudaron a Italia desde el extranjero. Becker fue un diplomático y empresario increíblemente exitoso, que desarrolló una particular fascinación por esta villa de los años 1600 y su rica historia. Aunque no se sabe mucho sobre el edificio en sí, se cree que fue terminado en 1603 y encargado por Ludovico San Martino d’Agliè, quien vivió allí gran parte de su vida. Con el tiempo, la villa pasó a sus descendientes y se convirtió en un ejemplo de gran renombre en la ciudad.

La villa incluso fue descrita en uno de los primeros “libros de guía” que se publicaron en la zona en 1791, destacando las impresionantes villas y viñedos que Turín tenía para ofrecer. Esta publicación marcó el creciente interés por los viajes y la exploración de nuevos lugares.

En 1902, Walter Becker adquirió la villa y la renovó con la ayuda del famoso arquitecto Pietro Fenoglio, quien intervino para reconstruir y mejorar varias partes del hogar. En su apogeo, la villa era tan impresionante que muchas personas de la localidad y de otras partes acudían a admirar su arquitectura y entorno. Incluso el famoso escritor David Herbert Lawrence quedó tan impresionado por la villa que basó algunos de los escenarios de su célebre novela “El bastón de Aarón” en Villa Becker y sus propietarios.

Después del fallecimiento de Walter Becker, la villa pasó a manos de un nuevo propietario: Demetrio Imperiali, Marqués de Francavilla. Su hija, Katie Boyle, se convirtió en escritora y también describió la villa en su notable autobiografía “What This Katie Did”.

Abandono y Decrepitud

Tras años de abandono y deterioro, la villa cayó en un estado lamentable. El área circundante, igualmente en ruinas, se llenó de vegetación que casi ocultaba partes del edificio. Durante sus años de esplendor, la villa fue un lugar donde la alta sociedad local se reunía para disfrutar de fiestas y veladas exclusivas. Muchas personas importantes y famosas de la época visitaron el lugar, que ahora se encuentra completamente desmoronado. La mayoría de los muebles han desaparecido, salvo algunas sillas rotas y signos de destrucción y vandalismo. El giro tan repentino en la fortuna de esta imponente construcción ha sido objeto de fascinación y misterio tanto para los habitantes locales como para los visitantes.

10 Bellas Fotografías de Villa Becker

1. La entrada majestuosa de la villa, rodeada de vegetación silvestre, que apenas deja entrever los detalles de su arquitectura original.

2. Una vista panorámica de la villa desde lo alto de la colina, mostrando sus jardines cubiertos por el tiempo y el abandono.

3. Los restos de una estatua de león, parcialmente derruida, que aún guarda el esplendor de la antigua majestuosidad de la villa.

4. El interior de uno de los salones, donde se pueden observar las ruinas de antiguos muebles y las paredes deterioradas por el paso de los años.

5. Un vistazo a las paredes de la villa adornadas con antiguas molduras, ahora desgastadas, pero que aún conservan ecos de la opulencia de antaño.

6. Las escaleras de mármol, parcialmente cubiertas por la maleza, que alguna vez fueron el lugar de sofisticadas reuniones sociales.

7. La fachada principal de la villa, con ventanas rotas que permiten ver los pasillos en ruinas y un aire de desolación que contrasta con su antigua grandeza.

8. Un plano cercano de un ventanal decorado, rodeado por enredaderas que parecen querer reclamar la villa como parte de la naturaleza.

9. El jardín trasero, casi completamente invadido por la vegetación, donde alguna vez se celebraban reuniones al aire libre entre la elite local.

10. Una foto del techo derrumbado de una de las habitaciones, mostrando cómo el tiempo ha hecho su trabajo de desgaste en esta antigua joya arquitectónica.

Conclusión

Villa Becker es un ejemplo palpable de cómo el tiempo y el abandono pueden transformar incluso los lugares más grandiosos en meros vestigios de lo que fueron. Aunque ahora se encuentra en ruinas, su historia sigue viva en la memoria de aquellos que la visitaron y en los relatos de quienes todavía recuerdan los días de su esplendor. La villa, un símbolo de la aristocracia de antaño, ha quedado atrapada entre el pasado y el presente, y su legado perdura a través de las historias, las leyendas y, por supuesto, las hermosas fotografías que aún nos permiten admirar lo que una vez fue una de las propiedades más emblemáticas de Turín.