Imagina una vida llena de colores, pinceladas suaves y paisajes que parecen salidos de un sueño. Detrás de cada árbol feliz y cada montaña nevada, había una historia que pocos conocían: una lucha silenciosa entre la fama, la familia y los secretos. Ese hombre, tan sereno y pacífico, cuya voz baja y reconfortante guiaba a millones a través de “The Joy of Painting”, fue Bob Ross. Pero detrás de la calma de su figura pública, se escondían profundas luchas personales, y un legado que se vio envuelto en controversias y traiciones tras su muerte.

Bob Ross: el triste final del mayor pintor televisivo de la historia -  Infobae

El pintor con un secreto: La lucha interna de Bob Ross

Frente a un lienzo en su pequeño estudio de televisión, iluminado suavemente por las luces de producción, Bob Ross se convirtió en un faro de calma para millones de espectadores alrededor del mundo. Con su característico cabello esponjado y su voz tranquilizadora, enseñaba a sus seguidores a pintar con una técnica única: el “húmedo sobre húmedo”. Sin embargo, como su hijo, Steve Ross, reveló años después, Bob no era el hombre tranquilo que muchos pensaban. En privado, Bob atravesaba luchas emocionales y físicas que nunca reveló al público.

Uno de los aspectos más trágicos de su vida fue su batalla contra el linfoma, un tipo de cáncer que lo debilitó en sus últimos años. A pesar del dolor, Bob nunca dejó de pintar. Su arte no solo fue un medio de expresión, sino también una forma de terapia, un escape momentáneo de las luchas internas que lo aquejaban. Steve recordó cómo, a pesar de sentirse cada vez más débil, su padre seguía grabando los episodios de su programa con una pasión que parecía desafiar el avance de la enfermedad. Para Bob, cada pincelada era un refugio, un respiro del sufrimiento que solo él conocía.

Pero la razón detrás de su enfermedad no fue solo genética. Bob Ross fue un fumador empedernido durante gran parte de su vida, un hábito que probablemente aceleró su enfermedad. A pesar de sus problemas de salud, la figura pública de Bob Ross nunca cambió. El hombre que todos veían como un símbolo de paz seguía siendo ese mismo hombre frente a las cámaras, sin mostrar el dolor que sufría en silencio.

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El imperio Ross y la traición de los Kowalski

En los años previos a su muerte, Bob también enfrentaba una lucha menos visible pero igualmente dolorosa: la disputa sobre su legado. Junto a Annette y Walt Kowalski, una pareja que inicialmente fue su amiga y socia, Bob construyó lo que se conocería como Bob Ross Inc., la empresa detrás de su éxito televisivo. Juntos, crearon un imperio mediático con la popularidad de “The Joy of Painting”, que llegó a millones de hogares en todo el mundo. Sin embargo, a medida que la empresa crecía, también lo hacía el control de los Kowalski, lo que llevó a un conflicto con Bob.

Después de la muerte de Jane, la esposa de Bob, en 1992, las tensiones entre los Kowalski y Bob aumentaron. A pesar de que Bob había sido el rostro visible de la empresa, él era un artista, no un hombre de negocios, y los Kowalski vieron su oportunidad de tomar el control total de la compañía. Steve Ross relató cómo Annette Kowalski le presentó a su padre un contrato en su lecho de muerte, un documento que otorgaba a los Kowalski el control absoluto sobre su nombre y su imagen, incluso después de su fallecimiento. Bob, aunque débil, se negó rotundamente a firmar el contrato, reconociendo las verdaderas intenciones de sus antiguos socios.

El distanciamiento con su hijo Steve

Uno de los aspectos más dolorosos de la vida de Bob Ross fue su relación con su hijo Steve. Aunque ambos compartían una profunda conexión artística, Steve nunca tuvo la intención de seguir los pasos de su padre. Desde joven, Steve mostró un talento para la pintura, pero su visión del arte y su deseo de independencia lo llevaron a distanciarse del legado televisivo de su padre. A pesar de la admiración y el respeto mutuos, las expectativas de Bob de que su hijo continuara el legado de “The Joy of Painting” fueron una fuente de presión para Steve.

Con el tiempo, Steve decidió forjar su propio camino, alejándose del enfoque comercial que había definido la carrera de su padre. Esta decisión generó tensiones entre ambos, aunque nunca hubo una ruptura definitiva. Cuando Bob fue diagnosticado con linfoma, Steve, lamentando el tiempo perdido, se acercó a su padre y la relación entre ambos comenzó a sanar lentamente. Sin embargo, esta reconciliación ocurrió demasiado tarde para que Steve pudiera cumplir con las expectativas de su padre de continuar su legado televisivo.

La batalla legal por el legado de Bob Ross

Tras la muerte de Bob, la familia Ross se vio atrapada en una amarga batalla legal contra los Kowalski por el control de la marca Bob Ross Inc. Aunque Bob había dejado claro en su testamento que los derechos sobre su nombre y su imagen debían ser para su hijo y su medio hermano, los Kowalski intentaron tomar control de la empresa y la imagen de Bob Ross, alegando que tenían derecho sobre los activos debido a los acuerdos previos.

Steve Ross luchó con uñas y dientes para preservar el legado de su padre, enfrentándose no solo a los Kowalski, sino también a una poderosa maquinaria legal. La lucha culminó en 2019, cuando los Kowalski ganaron el control de la marca Bob Ross Inc., lo que permitió que continuaran explotando la imagen de Bob Ross para vender productos y materiales artísticos. Para Steve, esta derrota fue devastadora, no solo por la pérdida económica, sino por la sensación de que el legado artístico de su padre había sido diluido y manipulado para fines comerciales.

La traición definitiva: El contrato no firmado

Uno de los momentos más oscuros en los últimos días de Bob Ross fue la presión que recibió de Annette Kowalski para firmar un contrato que otorgaba a los Kowalski el control absoluto sobre su nombre y su imagen. A pesar de su debilitada salud, Bob se negó rotundamente a firmar, reconociendo que este contrato no era una forma de honrar su vida y su trabajo, sino una oportunidad para que los Kowalski continuaran explotando su imagen.

La tensión llegó a su punto máximo cuando Bob, conocido por su naturaleza tranquila, se vio obligado a enfrentarse a una presión inhumana en sus últimos días de vida. Steve Ross, incapaz de soportar ver cómo su padre era acosado, luchó por proteger su legado hasta el último momento.

El precio del legado: La determinación de Steve Ross

Tras la derrota legal, Steve Ross decidió que no permitiría que el legado de su padre fuera definido solo por intereses comerciales. Sabía que Bob había dedicado su vida a enseñar arte y a inspirar a millones de personas, y que su mayor deseo era que el arte siguiera siendo un medio de conexión y paz para el mundo. La lucha de Steve por proteger este legado continuó a pesar de la derrota, sabiendo que no podía dejar que la figura de su padre fuera utilizada únicamente para vender productos, sino que debía preservar su verdadero espíritu artístico.

La historia de Bob Ross es, en muchos aspectos, la historia de un hombre que, a través de su arte, encontró un refugio de paz, pero también un hombre que luchó contra la adversidad, la enfermedad, las traiciones y las batallas por su legado. Su vida nos recuerda que incluso los más grandes íconos tienen sus luchas ocultas, y que, detrás de cada pincelada, hay historias de resistencia y amor por lo que verdaderamente importa.