Toda la Noche, Mi Suegro Durmió Acurrucado Fuera de Nuestra Puerta—Un Conflicto Arraigado en una Herida de 30 Años que Mi Esposo Se Niega a Perdonar

 

Grandpa is sleeping — Stock Video © PavelTalashov #115892854

 

Desde el momento en que me casé con mi esposo, mi suegra compartió conmigo su doloroso pasado. Hace treinta años, cuando mi esposo era un recién nacido y constantemente estaba enfermo, la familia se ahogaba en deudas solo para sobrevivir.

Incapaz de hacer frente a la pobreza, mi suegro abandonó a la familia, dejando a mi suegra para criar sola a tres hijos pequeños. Ella lo describió como un hombre que amaba la vida fácil y evitaba las dificultades, huyendo de sus responsabilidades.

A pesar de los retos, mi suegra perseveró. Apenas un mes después de dar a luz, cargó a su bebé y lo llevó al mercado para vender mercancías. La amabilidad de los extraños le proporcionó suficiente comida para sobrevivir. A lo largo de todas las dificultades, se mantuvo firme en su propósito de educar a sus hijos, sabiendo que sin educación, su futuro sería sombrío, como lo había sido el suyo.

De entre sus tres hijos, mi esposo creció para ser el más exitoso y devoto con su madre. Querías que ella viviera cómodamente en su vejez, por lo que la trajo a vivir con nosotros en la ciudad después de comprar una casa. Durante los últimos seis años, ella ha vivido con nosotros, y aunque hemos tenido nuestras diferencias, siempre he priorizado el respeto y la amabilidad, ganándome su aprecio con el tiempo.

Un Regreso Inesperado

Hace un mes, mi suegro apareció inesperadamente en nuestra puerta, causando un gran revuelo en la familia. Quería reconciliarse y empezar de nuevo con su esposa e hijos. Mi suegra, que ya había dejado ir su enojo, lo perdonó, diciendo que ya no tenía el corazón para guardar resentimientos. Esperaba ver a la familia unida en sus últimos años.

Sin embargo, mi esposo tuvo una reacción muy diferente. Se negó a reconocer al hombre que los había abandonado y le dio unos cuantos miles de pesos antes de pedirle que se fuera. Traté de persuadir a mi esposo, recordándole que sin su padre, él no existiría, y lo insté a dejar atrás el pasado y mostrar compasión.

Pero mi esposo no cedió. Enfurecido, le ordenó a su padre que se fuera, descartando cualquier posibilidad de reconciliación. Al ver a mi frágil suegro alejarse con los hombros caídos, no pude evitar sentir lástima por él. Si tan solo hubiera quedado para enfrentar las dificultades de la vida junto a su esposa, esta situación desgarradora no existiría hoy.

 

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Una Noche Sin Dormir Fuera

La mañana del viernes, mientras nos preparábamos para salir a trabajar, encontramos a mi suegro acurrucado fuera de nuestra puerta. Se veía lastimoso. Quería meterlo dentro, pero mi esposo lo prohibió, señalando la calle y exigiendo que se fuera.

En ese momento, ya no pude quedarme callada. Me enfrenté a mi esposo:

“Cada año, gastas miles de pesos donando a templos y ayudando a extraños. ¿Cómo puedes mostrar tanta generosidad hacia los forasteros y, al mismo tiempo, negarte a abrir tu corazón al hombre que te dio la vida? Si tu corazón es tan estrecho, ¿cómo puedes ser un buen ejemplo para nuestros hijos?”

A pesar de mis palabras, mi esposo permaneció terco y hostil hacia su padre. Antes de salir a trabajar, le advirtió a su padre que no pusiera un pie en nuestra casa.

Sintiéndome impotente, decidí rentar una habitación pequeña para que mi suegro se quedara temporalmente. No sé cómo hacer que mi esposo perdone a su padre, pero este dolor no resuelto está desgarrando nuestra familia.