Jennifer Lopez: Halftime, el documental de Netflix sobre la cantante está lleno de pequeñas inyecciones de autoestima. Estas son las más potentes.

Jennifer Lopez: Halftime, como su nombre indica, el documental que puedes (y debes) ver en Netflix sobre cómo la actriz y cantante preparó el espectáculo del descanso del intermedio (o halftime) de la Super Bowl de 2020 ante 150 millones de espectadores.

 

 

Mientras otros documentales y realities te hacen distanciarte de sus protagonistas, Halftime consigue que empatices y admires más a una celebridad que ha llegado a lo más alto y se ha mantenido durante más de 20 años sin ningún tipo de ayuda o padrino en la industria.

Como descubriremos a lo largo de algo más de hora y media de metraje, no siempre ha sido fácil, pero Jennifer Lopez tenía algo que jugaba a su favor tanto o más que su talento y capacidad de trabajo y esfuerzo (que, como veremos, es infinita): una inquebrantable fe en sí misma que le ayudó a sobreponerse hasta en las horas más bajas.

Estos son nuestros 10 momentos favoritos:

«Toda mi vida ha sido una batalla tras otra para que se me escuche, para que se me vea, para que se me tome en serio». El documental empieza con el quincuagésimo cumpleaños de la cantante, que reflexiona sobre la importancia simbólica de que haya coincidido con el concierto más importante que pueda realizar un artista estadounidense.

 

«De niña siempre me decían que no sabía cantar ni bailar. Mi hermana era la lista y mi otra hermana, la cantante». A pesar de que en la actualidad Lopez se lleva de maravilla con su familia, descubrimos a un padre que no valora sus logros ni siquiera ahora y a una madre que la echó de casa a los 18 por preferir bailar a estudiar.

 

«Hollywood está gobernado por hombres. Y tienen una idea preestablecida de lo que va a funcionar o no». Jennifer Lopez explica que, en su labor como productora, trata de hacer películas que entretengan pero, a la vez, tengan un mensaje. «He hecho unas 40 películas y es la primera vez que todo el set está compuesto de mujeres», explica sobre Estafadoras de Wall Street.

 

«Me hizo darme cuenta de que tengo la responsabilidad de no callarme». La cantante reflexiona sobre la política antiinmigración de Trump y como el hecho de separar a hijos de padres, como se hizo en la frontera, era algo que impediría que siguiera con su discurso apolítico.

 

«De pequeña estuve rodeada de mujeres fuertes, poderosas y duras». Cuando la familia prepara la cena de Acción de Gracias, la cantante y su madre reflexionan sobre el carácter de la segunda y como este ayudó a que Jennifer Lopez aprendiera a valerse por sí misma sin ayuda de nadie.

«Mi idea del éxito es evolucionar siempre, salir siempre un poco de mi zona de confort». El documental, que la acompaña en sus complicados primeros pasos como actriz, recuerda las críticas a su audacia.

 

«Yo tenía muy poca autoestima: me creía mucho de lo que decían, que se resumía en que no era buena ni actriz, ni cantante, ni bailarina». Es uno de los momentos más impactantes del documental, tenemos una pequeña visión de cómo trataban los medios a las famosas en los años 2000. Incluso hoy corrientísimos presentadores de lateshows despreciaban en sus programas a Lopez quien llego a pensar en dejarlo. «Tenia que descubrir quien era yo y creer en eso y nada más».

 

«Nunca te he visto enferma…». «Y no me verás, aunque esté enferma no lo sabrás». Seguir a Jennifer Lopez incluso en sus agotadores ensayos como bailarina y stripper (para Estafadoras de Wall Street) resuelve la pregunta ‘cómo es posible que tenga ese físico después de los 50’. No hay secretos.

 

«Cuando estoy montando un espectáculo pienso en él las 24 horas del día y la inspiración viene de cualquier parte». Así es como Jennifer Lopez parafrasea a Picasso cuando dijo «La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando».

 

«La peor idea del mundo». El hecho de que tantísimos medios se hayan hecho eco solo de esa frase es la prueba de la dureza e injusticia con la que el mundo juzga a JLo. Al contrario de lo que se ha insinuado, la cantante trata con respeto y cariño a Shakira en todo momento. Y la famosa frase la comparte cuando se da cuenta de que en seis minutos (el tiempo que le correspondía en la actuación) no podrá condensar su repertorio de éxitos.