En un segmento reciente de Univisión, se planteó una pregunta que resonó profundamente con muchos: “¿A quién le pedirías perdón y por qué?” Este cuestionamiento dio pie a una serie de respuestas variadas y sinceras por parte de los presentes en el estudio y en los pasillos de la cadena televisiva.

Jessica, la presentadora, comenzó el segmento caminando por los pasillos de Univisión, buscando respuestas entre sus colegas. Se detuvo en el camerino del popular programa “El Gordo y La Flaca” donde encontró a Clarisa Molina. Clarisa, con una sonrisa, confesó que le pediría perdón a sus seguidores por no cumplir su promesa de no comer azúcar durante todo el mes de mayo. Aunque solo sucumbió a la tentación dos veces, sintió la necesidad de disculparse por no haber respetado completamente su compromiso.

Otro colega expresó que pediría perdón a su niña interior. Reconoció que a lo largo de los años había dudado de sus propias capacidades y no siempre había creído en sus sueños. Ahora, con la madurez y la perspectiva del tiempo, se daba cuenta de que era capaz de lograr lo que se propusiera, agradeciendo a Dios por demostrarle su verdadero potencial.

Jessica, la presentadora, también compartió su propia reflexión, indicando que le pediría perdón a su entrenador personal. Admitió que no siempre seguía las órdenes al pie de la letra y sabía que eso frustraba a su entrenador. Esta admisión mostró un lado humano y real, resonando con muchos que también luchan por seguir sus compromisos de salud.

Desde México, otros participantes se sumaron a la conversación. Una persona expresó que pediría perdón a sus padres. De niño, no comprendía por qué le imponían límites y castigos, pero al crecer, se dio cuenta de que todo era por su bien. Ahora, admiraba y agradecía el esfuerzo de sus padres por educarlo de manera correcta.

Otra voz desde México mencionó que le pediría perdón a Dios por sus errores y pecados, reconociendo que, como ser humano, había fallado en varias ocasiones. Esta respuesta mostró una profunda humildad y una búsqueda de redención.

Un individuo más comentó que había tenido que pedir perdón a su niña interior por no escuchar ciertas señales y por no estar despierto a sus propias necesidades. Otro recordó a su madre fallecida, lamentando el sufrimiento que le había causado en su juventud.

En un toque más ligero, uno de los entrevistados recordó a su maestra de sexto grado, a quien había hecho sufrir al reprobar tres veces la materia. Con humor, relató cómo finalmente logró pasar y obtener su cartilla liberada.

Finalmente, en el estudio, la conversación giró hacia la diferencia entre pedir disculpas y pedir perdón, destacando que el perdón es una acción más profunda y liberadora. Karla, una de las presentadoras, reflexionó sobre la importancia de pedir perdón a aquellos que había lastimado sin darse cuenta.

En conclusión, este ejercicio de introspección en Univisión no solo reveló las faltas personales y las reflexiones de los participantes, sino que también subrayó la importancia del perdón en la vida cotidiana, liberando tanto al que pide perdón como al que lo concede.