El accidente de esquí de Michael Schumacher el 29 de diciembre de 2013 fue, sin duda, un evento trágico y crucial para él y su familia. Schumacher, siete veces campeón del mundo de Fórmula 1 y una de las mayores leyendas del automovilismo, sufrió graves lesiones en la cabeza cuando se cayó en Méribel, Francia, y chocó contra una roca. A pesar de la inmediata atención médica y la cirugía de emergencia necesaria para salvar su vida, las consecuencias del accidente fueron devastadoras.

 

El estado de Schumacher empeoró considerablemente, y estuvo en coma durante varios meses. Incluso después de despertar, su salud seguía gravemente afectada. El diagnóstico indicó que había sufrido daños neurológicos severos, lo que limitó enormemente su capacidad para comunicarse y moverse. La familia decidió mantener una gran privacidad sobre la situación, lo que limita la información disponible sobre el estado y los avances de Schumacher.

 

Desde septiembre de 2014, Michael Schumacher vive en una suite médica especializada en su villa en Gland, Suiza. Recibe atención médica las 24 horas del día de un equipo de médicos, enfermeras y terapeutas. La comunicación pública sobre su estado es mínima, y su familia mantiene un perfil bajo para proteger su privacidad.

 

El dolor y la tristeza por el estado de Michael Schumacher son palpables tanto en la familia como en sus numerosos admiradores en todo el mundo. Los avances médicos de los últimos años ofrecen esperanza, aunque la situación sigue siendo extremadamente difícil. El hermano de Schumacher, Ralf, expresa la empatía general y la carga que este inesperado y trágico accidente ha causado a la familia.