Freddie Mercury, el legendario líder de Queen, vivió una de las historias de amor más singulares y conmovedoras en la historia de la música. Su relación con Mary Austin, su mejor amiga y alma gemela, ha sido objeto de fascinación durante décadas. Aunque su vínculo comenzó como una relación romántica, evolucionó hacia una amistad profunda y duradera que perduró hasta la muerte de Freddie en 1991. Mary, que era su confidente más cercana, fue a quien Mercury dedicó la emblemática canción Love of My Life. La historia de su amor y su lealtad a lo largo de los años, a pesar de los giros en la vida personal de ambos, sigue siendo un testamento de la complejidad del amor y la amistad.

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Mary Austin nació en 1951 en Fulham, Londres, en una familia de padres sordos. Esta peculiaridad de su crianza hizo que desde pequeña se comunicara a través de la lectura de labios y el lenguaje de signos. Su encuentro con Freddie tuvo lugar en 1969, cuando él era un joven de apenas 22 años, recién llegado a Londres y con grandes sueños de convertirse en músico. Ella trabajaba en una tienda de ropa en Kensington, y él, a su vez, comenzaba a labrarse su carrera en la música. A pesar de las diferencias iniciales en sus personalidades, rápidamente se convirtieron en pareja.

Freddie, que entonces todavía no había alcanzado la fama, era una persona extremadamente segura de sí misma, algo que Mary admiraba profundamente. A medida que la relación fue creciendo, también lo hacía la carrera de Freddie, quien comenzó a obtener cierto reconocimiento en el mundo musical. En ese proceso, Mary y Freddie compartieron momentos de vida cotidiana, en un pequeño estudio, antes de que Queen alcanzara el estrellato mundial. La fama de Freddie, con su característico estilo extravagante, su poderosa voz y su carisma sobre el escenario, cambió sus vidas para siempre.

Sin embargo, a pesar de la profunda conexión que compartían, su relación romántica comenzó a desmoronarse en la década de los 70. A medida que la fama de Queen crecía, también lo hacían las tensiones entre ellos. Freddie, quien ya había comenzado a explorar su identidad sexual, le confesó a Mary que era bisexual. Aunque al principio ella pensó que su orientación sexual era algo que podría superar, pronto se dio cuenta de que Freddie no estaba buscando una vida tradicional en pareja. A pesar de la ruptura en su relación física, Mary y Freddie mantuvieron una amistad inquebrantable.

La Historia Real De Mary Austin Y Freddie Mercury: Un Amor Que Trascendió El Tiempo | Basado En Hechos Reales

El amor de Freddie por Mary fue tan profundo que, a pesar de su relación con otros hombres, siempre la consideró su único y verdadero amor. En varias entrevistas, Freddie dejó claro que, a pesar de su vida personal compleja, Mary seguía siendo una parte central de su existencia. En 1985, durante una entrevista, Freddie expresó: “La única amiga que tengo es Mary, y no quiero a nadie más. Creemos en nosotros mismos, y eso es suficiente para mí.” Esta frase refleja el vínculo único que existía entre ellos, un lazo que sobrevivió a las pruebas del tiempo.

Aunque su relación pasó por muchos altibajos, Mary siempre fue una figura constante en la vida de Freddie. Ella estuvo a su lado durante los momentos más difíciles, incluido su diagnóstico de VIH en 1987. A lo largo de su enfermedad, Mary cuidó de él con una dedicación inquebrantable. Cuando Freddie falleció el 24 de noviembre de 1991 a causa de complicaciones relacionadas con el sida, Mary estaba junto a él, como lo había estado en muchas etapas de su vida. A pesar de que él había mantenido su enfermedad en secreto hasta poco antes de su muerte, Mary nunca dejó de apoyarlo.

Tras su muerte, Freddie dejó a Mary su casa, Garden Lodge, en su testamento, junto con una parte significativa de su fortuna. Mary se convirtió en la persona encargada de cumplir los deseos de Freddie, incluyendo la tarea de dispersar sus cenizas, algo que ha mantenido en secreto hasta el día de hoy. En una entrevista, Mary explicó cómo había esperado dos años después de la muerte de Freddie para retirar discretamente sus cenizas, respetando el deseo de él de que nadie lo hiciera público.

A pesar de todo lo que ocurrió, la relación entre Mary y Freddie sigue siendo un testimonio de la complejidad del amor. Mary, que nunca se casó con Freddie ni con otro hombre, siempre consideró que su vínculo con él había sido algo más que un simple romance. En sus palabras, ella dijo: “Cuando Freddie murió, sentí que habíamos tenido un matrimonio. Lo habíamos hecho en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza. Nunca podrías haber dejado ir a Freddie, a menos que muriera, y aún entonces fue difícil.”

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La vida de Mary después de la muerte de Freddie continuó de manera discreta. Aunque tuvo hijos con el pintor Pierce Cameron y luego se casó con Nick Holford, nunca dejó de ser una figura importante para los fanáticos de Queen, quienes continúan viendo en su relación con Freddie Mercury un ejemplo de amor verdadero. Hoy, a sus 73 años, Mary sigue viviendo en Garden Lodge, la casa que Freddie le dejó, y continúa siendo una figura de admiración tanto para los seguidores de la música como para aquellos que valoran la fuerza de la amistad y el amor incondicional.

La historia de Mary Austin y Freddie Mercury es, al final, una lección sobre cómo las conexiones humanas profundas pueden trascender las etiquetas y las expectativas sociales. A lo largo de su vida, ambos demostraron que el amor verdadero no siempre sigue un camino lineal ni convencional, pero puede ser tan fuerte y duradero como cualquier otro tipo de relación. La historia de su amor, aunque marcada por la complejidad y la transformación, sigue siendo una de las más emblemáticas en la historia del rock y la música en general.