En un sorprendente giro de los acontecimientos, el Palacio de Buckingham, la histórica residencia de la monarquía británica, quedó envuelto en llamas anoche. El fuego, que comenzó en una de las alas del palacio, se propagó rápidamente a pesar de los esfuerzos de los equipos de emergencia. Mientras la nación observaba horrorizada, las imágenes del infierno iluminaron el horizonte de Londres, proyectando una sombra sombría sobre uno de los monumentos más emblemáticos del mundo.

Los testigos informaron de que los miembros de la familia real fueron evacuados rápidamente del palacio. El príncipe Guillermo, conocido por sus estoicas apariciones públicas, se mostró visiblemente emocionado al ver cómo las llamas consumían la querida residencia donde su familia había vivido durante generaciones. Se dice que rompió a llorar, luchando por contener su dolor mientras los bomberos luchaban por salvar lo que podían del palacio de 775 habitaciones. Para Guillermo, el Palacio de Buckingham es más que un símbolo de la monarquía: es un lugar de recuerdos, en particular de su infancia con su madre, la princesa Diana.

El rey Carlos III, que había asumido recientemente el trono, también estuvo presente en la escena. Se dice que el monarca recién coronado estaba devastado, pero mantuvo la calma. Sin embargo, su dolor era palpable, ya que permaneció indefenso mientras la histórica estructura ardía ante sus ojos. El Palacio de Buckingham había sido su residencia oficial durante décadas como Príncipe de Gales, y ha sido la sede de la monarquía durante más de un siglo.

Aunque los primeros informes apuntan a que el incendio pudo haber sido provocado por un fallo eléctrico, todavía se está llevando a cabo una investigación oficial. El palacio, que estaba siendo objeto de amplias reformas, estaba equipado con modernos sistemas de prevención de incendios, pero estos esfuerzos no fueron suficientes para evitar los graves daños. Los bomberos lograron finalmente controlar el incendio, pero no antes de que se perdieran partes importantes del palacio.

La nación espera ansiosamente más actualizaciones sobre la magnitud de los daños. Si bien el Palacio de Buckingham es un símbolo perdurable de la monarquía británica, el costo emocional de este desastre para la familia real, especialmente el Príncipe Guillermo y el Rey Carlos, es profundo. Reconstruir la estructura física llevará tiempo, pero las cicatrices emocionales de esta noche permanecerán en los corazones de la familia real durante años.