Así ha sido la transformación de Dermot Mulroney, protagonista de ‘La boda de mi mejor amigo’, a los 61 años.

A pesar de que no seas muy de ver comedias románticas, seguro que alguna vez en tu vida te ha tocado ponerte frente a la tele para disfrutar de ‘La boda de mi mejor amigo’. Éxito y clásico de los 90, el filme estaba protagonizado por Julia Roberts que daba vida a Julianne, una joven que se daba cuenta de lo enamorada que estaba, Michael (su mejor amigo), interpretado Dermot Mulroney.

¿El problema? El mejor amigo se va a casar con Kimmy, su novia a la que daba vida Cameron Diaz. Ya han pasado más de 25 años desde su estreno y sus protagonistas se reunieron hace dos para homenajearla demostrando que a pesar de los años se encuentran perfectamente.

Eso sí, nosotros nos hemos fijado en la gran transformación de Dermot Mulroney a los 61 años. Y es que el actor parece que tiene 50 y que el tiempo no ha pasado por él. De hecho, hay numerosas fotografías de hace años luciendo un torso espectacular.

El actor, que fue uno de los protagonistas de ‘Scream 6’, tiene claro que nadie le ha regalado nada y que para retrasar el envejecimiento lo que hay es que estar activo y no parar. “Me he esforzado mucho y he trabajado siempre. Me he esforzado más en los últimos años que en el pasado. Tener tantas oportunidades es el resultado de una confluencia de cosas, pero también de mucha buena voluntad que ya he puesto en mi carrera y que ahora está recibiendo como recompensa”, dijo en una entrevista.

Muchos en Hollywood se preguntan por qué no ha sido un actor más famoso y él lo tiene claro. De hecho, con más 151 créditos en su IMDB, Mulroney siempre ha tenido el compromiso de trabajar duro, aunque en algún momento de su carrera, admite que desarrolló un problema con la bebida. “Bueno, tuve un poco de alcoholismo. Eso me hizo ir más lento. Y yo… no medía más de un metro ochenta. ¿Eso funciona? No, eso es un poco endeble. Sigamos pensando”, dijo en ‘The Guardian’.

Durante la década de 2000, Mulroney, aficionado al ciclismo y el kayak, rechazó la mayoría de los trabajos de televisión en favor de la integridad y variedad del cine independiente. Pero con la recesión de 2008, los presupuestos dejaron de dar cabida a actores relativamente bien pagados “para interpretar al padre”. “Me llevó un par de años darme cuenta: ‘Ya no me gano la vida como antes'”. Sin embargo, la televisión estaba en auge: “Reflexioné un poco y mantuve mi estatus de trabajador. Hoy un actor que no dice que sí a todo está cometiendo un verdadero error“, concluye en el citado medio.