Acostada en una cama de hospital después de un accidente de motocicleta del que parecía que nunca sobreviviría, la Sra. Mai miró la caja de regalo que acababan de entregar en el hospital. Fue un regalo de su nuera.

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De repente, una sensación cálida recorrió su corazón. Ella no esperaba mucho, solo pensó que tal vez contenía algunos bocadillos o alguna fruta que su nuera le había enviado a su madre. Pero cuando abrió la tapa de la caja, sus ojos quedaron atónitos, no por nada lujoso, sino por una imagen familiar: una caja de fideos instantáneos.

La señora Mai se quedó sorprendida y sin palabras. ¿Por qué fideos instantáneos? ¿Por qué mi nuera envió esto al hospital cuando necesitaba alimento después del accidente? Las preguntas se arremolinaban en su cabeza. Pero luego, como un lento flujo de recuerdos, recordó lo que sucedió hace 10 años, cuando compró una caja idéntica de fideos instantáneos para su nuera después de dar a luz a su primer hijo.

Hace diez años, cuando su nuera, Lan, dio a luz a su primer nieto, la señora Mai prometió ayudar a cuidar de la madre y el niño. En ese momento, pensó que cuidar a un bebé recién nacido no era difícil, sólo alimentarlo, bañarlo y cambiarle pañales. Pero al enfrentarse a estas responsabilidades, poco a poco se fue volviendo negligente.

Ella sale de casa regularmente para hacer ejercicio, encontrarse con amigos y, a veces, tener reuniones de chismes que duran horas.

Ella recordó una vez, después de haber estado fuera todo el día, cuando Lan llegó a casa, le dijo que la comida que había en la casa casi se había acabado y le pidió que fuera a comprar más. Ella encontró que hacer compras y cocinar para Lan era una tarea agotadora y que consumía mucho tiempo, por lo que rápidamente compró una caja de fideos instantáneos y pensó que esto era lo suficientemente conveniente para que Lan pudiera encargarse de sus propias comidas. Ella pensó: “Los fideos instantáneos son rápidos, fáciles de cocinar, no requieren mucho esfuerzo y sacian lo suficiente”.
Pero ella no esperaba que al hacerlo su nuera sufriría tanto daño. En ese momento, estaba demasiado absorta en su propia vida, sin darse cuenta de que Lan necesitaba urgentemente el cuidado y el apoyo espiritual de su suegra. Olvidó que después de dar a luz, una mujer necesita una nutrición adecuada y, sobre todo, el cuidado y la preocupación de su familia. Pero la señora Mai sólo hizo lo que le pareció conveniente.

La señora Mai de repente se dio cuenta de que su nuera nunca había dicho nada sobre la caja de fideos instantáneos ese día. Lan no los regañó ni los culpó, simplemente continuó en silencio cuidando a sus hijos y cuidándose a sí misma. Ella no prestó mucha atención en ese momento, solo pensó que todo estaba bien.

Pero ahora, cuando abrió la caja de fideos instantáneos, comprendió que Lan no lo había olvidado. Quizás Lan recordó cómo su abuela la había tratado con indiferencia.

Ahora, ella yace en la cama del hospital, mirando la caja de fideos instantáneos frente a ella, sintiéndose avergonzada y arrepentida. Recordó los meses que siguieron, cuando Lan ya no le pedía cuidados ni ayuda para nada. Lan se encarga de todo ella misma, aunque todavía vive en la misma casa con su hijo y su esposa.

Las veces que Lan enfrentó en silencio la indiferencia de su suegra, las veces que se sentó a comer sola después de que la Sra. Mai salió, ahora se siente desconsolada cuando recuerda.

Ahora, mirando hacia atrás, la Sra. Mai se da cuenta de que perdió muchas oportunidades de construir una buena relación con su nuera y cuidar de sus nietos. En lugar de reuniones sin sentido, debería haber pasado más tiempo con su familia. Ella perdió la oportunidad de estar cerca de sus hijos y nietos en momentos importantes, sólo por su egoísmo y sus hábitos de búsqueda de placer.

Recuerda la primera vez que sostuvo a su nieto en sus brazos, el sentimiento de felicidad fue abrumador pero pasó rápidamente cuando pensó que había “cumplido con su deber” como suegra. Pero ella estaba equivocada. El cuidado y el amor no es una tarea que se pueda completar y luego olvidar, sino un largo camino que requiere paciencia, dedicación y atención a los detalles.

Ahora, internada en el hospital, la señora Mai siente que el tiempo pasa más rápido que nunca. El accidente de motocicleta la frenó y la obligó a reevaluar su vida. Y por primera vez en años, se dio cuenta de su soledad. Sus hijos y nietos todavía la visitan regularmente, pero la distancia entre ella y su nuera nunca desapareció después del incidente de hace años.

La caja de fideos instantáneos frente a ella era el recordatorio más claro de lo que se había perdido. Lan no necesitaba decirlo, pero al enviarle esta caja de fideos, su nuera le recordó silenciosamente el pasado, lo que hizo y lo que no hizo.

La señora Mai permaneció allí tumbada, suspirando y preguntándose si aún tenía oportunidad de arreglar las cosas. Ella quiere estar más cerca de sus hijos y nietos, quiere cuidarlos y amarlos adecuadamente. Se arrepiente de no haber pasado más tiempo con su familia cuando tuvo la oportunidad. Y ahora, frente a las limitaciones del tiempo y la salud, sólo espera compensar sus errores pasados.

Ella estaba decidida, después de ser dada de alta del hospital, a cambiar. Quiere pasar más tiempo cuidando de su familia, recuperando los días perdidos. La señora Mai entiende que el amor y el cuidado nunca son demasiado tarde, siempre y cuando sepas reconocer los errores y estés dispuesto a corregirlos.