Cristian Martel: Una Leyenda que Brilló en el Cine Mexicano y Más Allá

A sus 92 años, Cristian Martel, una de las grandes figuras del cine y la belleza internacional, se prepara para romper su silencio, compartiendo su historia con el mundo después de décadas de vida pública. Coronada como Miss Universo en 1953, Martel no solo deslumbró por su apariencia, sino también por su talento y carisma, dejando una huella imborrable en la cultura popular y la historia del certamen.

Nacida como Cristian Maani en la pintoresca localidad de Piennes, Francia, en 1932, Martel fue criada en una familia de origen italiano. Su primera infancia transcurrió en su ciudad natal hasta que, a los 4 años, su familia se trasladó a Loudun. Desde joven, mostró un talento excepcional para las artes, destacándose como modelo. Participó y ganó varios certámenes de belleza, incluyendo títulos como Miss Chatellerault y Miss Centre, lo que la catapultó a la fama.

Tập tin:Christiane Martel and Ugo Tognazzi 1959.jpg – Wikipedia tiếng Việt

En 1953, tras mudarse a París con la esperanza de convertirse en actriz, adoptó el nombre artístico de Cristian Martel, en honor al líder franco Carlos Martel, reflejando su cariño por las ciudades que marcaron su infancia. Su talento pronto llamó la atención de los medios y profesionales del cine, y en poco tiempo fue coronada Miss Cin Monde, un reconocimiento otorgado por la prestigiosa revista francesa de cine. Este título la posicionó en el radar del certamen de Miss Universo, un evento que cambiaría su vida para siempre.

El 18 de julio de 1953, Martel participó en la segunda edición de Miss Universo, celebrada en Long Beach, California, donde compitió contra representantes de todo el mundo. Su presencia deslumbró tanto a los jueces como al público, coronándola como la primera mujer francesa en obtener el título de Miss Universo. A sus 17 años, con una altura de 1.68 m y medidas de 83-58-85, se convirtió en un icono de belleza, rompiendo barreras y dejando una marca en la historia del certamen que aún perdura.

Sin embargo, su historia no terminó en el mundo de los certámenes de belleza. Martel se mudó a México, donde la cultura vibrante y la industria cinematográfica la cautivaron. Con su belleza y carisma, rápidamente conquistó el cine mexicano, compartiendo pantalla con algunas de las figuras más grandes de la época, como Pedro Infante. Fue un paso trascendental en su carrera, dejando atrás los concursos para convertirse en actriz, pero también en el centro de uno de los romances más intrigantes de la época.

Thailand-beauty pageant - Christiane Martel - Miss Universe 1953 from  France | Facebook

En México, Martel entabló una relación con Miguel Alemán Velasco, hijo del expresidente mexicano Miguel Alemán Valdés. Su amor, lleno de desafíos, sobrevivió a la presión social y familiar, superando las expectativas y obstáculos que la vida les impuso. Tras siete años de lucha, la pareja se casó en 1961, formando una familia que sería el centro de su vida. Juntos tuvieron tres hijos y consolidaron su relación en medio de la vida pública y política.

Además de su éxito en la pantalla y su matrimonio con Alemán Velasco, Martel se enfrentó a situaciones personales complejas. Durante su carrera en el cine, se rumorea que mantuvo una relación con el actor Pedro Infante, cuya conexión secreta fue un tema de especulación en la época. Se decía que Martel, durante ese tiempo, quedó embarazada de Infante, pero para proteger su imagen y evitar un escándalo, tomó la difícil decisión de interrumpir el embarazo, una elección que la marcaría profundamente.

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La historia de Cristian Martel es una mezcla de belleza, talento y sacrificios. Desde ser coronada Miss Universo hasta forjar una exitosa carrera en el cine, su vida estuvo llena de momentos de gloria y desafíos. Además, su romance con Alemán Velasco, que resistió las pruebas del tiempo, fue un testimonio de amor y resiliencia, mientras que los rumores sobre su relación con Pedro Infante continúan alimentando la leyenda que rodea su vida.

Hoy, a sus 92 años, Martel se mantiene como una figura admirada y respetada, no solo en Francia, sino en México, donde dejó una huella imborrable. Su historia es un recordatorio de que detrás de la fama y el glamour, existen relatos de amor, sacrificios y decisiones difíciles, elementos que definen a las leyendas. Sin duda, su legado sigue vivo en la memoria de aquellos que aprecian su elegancia, su talento y la pasión con la que vivió cada etapa de su vida.