El guardameta mexicano será suplente y estará en el banquillo. No es una novedad, ni mucho menos, para él.

La historia de Guillermo Ochoa en Málaga es un relato de esos que jamás se entienden. El arquero mexicano llegó al equipo andaluz en verano de 2014, después de firmar un muy buen Mundial de Brasil con su selección, siendo uno de los porteros destacados del torneo. Nada, pues, haría pensar que casi dos años después apenas haya podido defender los palos de una portería si hablamos de fútbol de clubes. Y es que en casi ningún momento el club que le contrató como guardameta estelar le ha dado la continuidad pese a apostar fuerte por él.

Absurdo, ¿verdad? Eso tiene que estar preguntándose el propio Ochoa en cada sesión de entrenamientos y en cada encuentro. Tener competencia es bueno, y sucumbir ante tu rival por un puesto bajo palos también es hasta cierto punto normal si hablamos de determinadas fases de la temporada o en algunas competiciones. Pero el africano Kameni no le ha dado opción en dos años, y ya estaba cuando el club decidió confiar en Ochoa. Por tanto, ficharle para que sea suplente fue, a todas luces, una equivocación por ambas partes.

Ochoa esperará un contratiempo que reclame su participación en la tarde de este domingo frente al Real Madrid. Mientras tanto, su salida del Málaga sigue sin concretarse, en otro ‘culebrón’ cada vez que se abre y se cierra una ventana de mercado de fichajes. No abandonó la ciudad andaluza este invierno pese a que sonó para equipos de la Premier y, sobre todo, para regresar al lugar donde más le echan de menos, Ajaccio. El club galo, donde Ochoa se hizo un nombre, sigue teniéndole en sus pensamientos, como demuestran las acciones del mismo en redes sociales. Una fotografía subida al Facebook oficial del equipo de Córcega de la camiseta del portero fue muy comentada en redes estos días.

Todo apunta a que su futuro se resolverá en verano, pero de momento a Ochoa le quedan todavía cuatro meses de ‘drama’ en la capital de la Costa del Sol española, en un ciclo de dos años que parece no tener fin.