Tras su separación de Gerard Piqué, Shakira decidió mudarse a Miami con sus hijos, Milan y Sasha, en busca de un nuevo comienzo.

Sin embargo, encontró dificultades al intentar vender una de sus propiedades de lujo en la ciudad, una mansión ubicada en una zona residencial exclusiva que presentaba varios problemas estructurales.

La mansión, situada en un terreno de más de 750 metros cuadrados, contaba con vecinos famosos como Alejandro Sanz y Ricky Martin.

Sin embargo, la venta se complicó debido a su ubicación problemático: los baños de la casa estaban por debajo del nivel del agua, lo que generaba malos olores y dificultades cada vez que llovía.

El periodista Omar Suárez, en el programa “Fiesta” de Telecinco, mencionó que la propiedad se encontraba cerca de las alcantarillas, lo que provocaba que las aguas residuales de Miami Beach afectaran la casa durante las lluvias.

Este inconveniente le valió el apodo de “mansión de caca”, debido al desagradable olor que emanaba, y la inversión necesaria para solucionarlo era elevada.

Afortunadamente, la situación dio un giro cuando Marc Anthony, amigo de Shakira, intervino en la venta. Gracias a su apoyo, la cantante pudo vender la propiedad a un reconocido actor de Hollywood por más de 17 millones de dólares, permitiéndole cerrar ese capítulo y avanzar en su nueva vida.

Con la venta concretada, Shakira se mudará a una nueva residencia en Fisher Island, una zona privada y exclusiva en Biscayne Bay. Este lugar le brindará la privacidad que necesita, especialmente para sus hijos, ya que solo se puede acceder a la isla en ferry o helicóptero.