Jorge Rivero: El Ícono del Cine Mexicano que Desapareció del Radar

A lo largo de la historia del cine mexicano, ha habido actores que, tras alcanzar el estrellato, desaparecieron de la vida pública, dejando una huella indeleble en la memoria colectiva. Uno de estos casos es el de Jorge Rivero, un hombre que en los años 70 y 80 fue considerado un símbolo sexual y una de las figuras más representativas de la pantalla grande. Hoy, a sus 86 años, muchos se preguntan qué fue de este destacado actor que, con su físico imponente y su carisma, cautivó a miles de espectadores.

Los Inicios de una Estrella

Nacido en Guadalajara, Jalisco, en junio de 1938 bajo el nombre de Jorge Pous Rosas, Jorge Rivero provenía de una familia respetable, con ascendencia catalana. Desde joven, su vida estuvo marcada por la disciplina y el esfuerzo. Recibió una estricta educación en un instituto jesuita, donde destacó no solo por sus logros académicos, sino también por su pasión por los deportes, particularmente el culturismo y la natación. Representó a México en los Juegos Panamericanos de 1951 en disciplinas como el waterpolo, mostrando una destreza física que, más tarde, lo catapultaría al cine.

A pesar de las expectativas de su padre de que siguiera una carrera profesional en ingeniería química, Rivero optó por seguir su pasión por el deporte, lo que eventualmente lo llevó a la pantalla grande. Su físico atlético, combinado con su gran presencia, le permitió destacar en un momento en que las películas de luchadores eran populares en México.

El Ascenso al Estrellato

La carrera cinematográfica de Jorge Rivero comenzó a principios de la década de 1960, cuando hizo su debut en la pantalla grande en un periodo marcado por la popularidad de los luchadores en el cine mexicano. Su gran oportunidad llegó en 1964 con la película El asesino invisible, donde interpretó al hombre enmascarado de oro, consolidando su lugar en la industria. Dos años después, su participación en El Mexicano lo catapultó al estrellato, con una actuación que fue especialmente aplaudida junto a coprotagonistas como Tere Velázquez y Emily Cranz.

A lo largo de su carrera, Rivero trabajó en más de 110 películas, convirtiéndose en un actor muy reconocido tanto en México como en el extranjero. Sus películas de acción, muchas de las cuales eran de aventuras, destacaban por su impresionante físico y su habilidad para ejecutar escenas de alto riesgo. Rivero, además de ser un gran actor, también era conocido por ser un modelo de disciplina física, lo que lo convirtió en un referente para generaciones que aspiraban a tener un cuerpo atlético como el suyo.

Durante los años 70, Jorge Rivero se consolidó como uno de los principales símbolos sexuales masculinos del cine mexicano, junto a figuras como Andrés García y Carlos Ponce. Su atractivo físico y su presencia imponente en pantalla lo convirtieron en uno de los galanes más deseados del cine latinoamericano, y su imagen apareció en portadas de revistas y carteles publicitarios.

De México a Hollywood: La Travesía Internacional

El éxito de Rivero en México le abrió puertas a Hollywood, donde su carrera continuó en ascenso. Adoptando el nombre artístico de Georges Rivers, Rivero participó en películas de alto perfil, como Los últimos hombres duros y El soldado azul, en las cuales compartió escenas con grandes actores internacionales como Charlton Heston y James Coburn. Esta etapa en Hollywood también lo llevó a colaborar con John Wayne en la película El conquistador de Mongolia, un proyecto trágico que estuvo marcado por la misteriosa muerte de varios de sus actores debido a la exposición a radiación durante el rodaje.

Una Carrera Diversa y una Vida Privada Discreta

A pesar de su éxito en Hollywood, Rivero nunca dejó de colaborar con el cine mexicano, y su carrera continuó floreciendo con títulos como Pedro Páramo, Las cautivas, El ángel negro y Verano ardiente. A lo largo de su carrera, Rivero demostró una gran versatilidad, abarcando desde el cine de acción hasta el drama y el cine de horror. En El ángel negro, junto a la actriz española Sandra Mozarowski, ofreció una de sus actuaciones más memorables, pero el proyecto estuvo marcado por la trágica muerte de Mozarowski, quien falleció a una edad temprana en circunstancias misteriosas.

A pesar de su éxito, Rivero siempre mantuvo un perfil bajo fuera de las cámaras. En la década de 1980, su carrera comenzó a declinar, y fue en ese periodo cuando decidió alejarse de los reflectores. Durante los años siguientes, su nombre empezó a desvanecerse del ojo público, y las razones de su retiro definitivo de la actuación siguen siendo un misterio.

El Legado de Jorge Rivero

Hoy, a los 86 años, Jorge Rivero sigue siendo recordado con cariño por su contribución al cine mexicano y por ser una de las figuras más emblemáticas de su generación. Su físico y su presencia en pantalla no solo marcaron una época, sino que también inspiraron a muchos a seguir un estilo de vida saludable. Aunque ha permanecido en el anonimato durante años, su legado como uno de los grandes galanes y actores del cine latinoamericano perdura en la memoria colectiva de quienes vivieron su apogeo en la pantalla.

Jorge Rivero, más allá de las luces y cámaras, dejó una marca profunda en la historia del cine, no solo por su atractivo físico, sino por su habilidad para dar vida a personajes inolvidables que, aún hoy, siguen siendo recordados por el público.