La historia detrás de Miriam Cruz: Éxitos, sacrificios y la búsqueda de una nueva voz

Miriam Cruz, una de las merengueras más emblemáticas de la música latina, ha cautivado al público durante décadas con su talento, su voz única y su presencia en el escenario. Sin embargo, detrás de su éxito como la “reina del merengue” se esconde una historia de sacrificios, decisiones difíciles, amores rotos y la constante búsqueda de su verdadera identidad artística. Esta es la historia de una mujer que, a pesar de las adversidades, ha logrado mantenerse firme y seguir brillando.

Desde muy pequeña, Miriam Cruz soñaba con convertirse en una gran artista. En su niñez, su madre, con la esperanza de alimentar su pasión, la subía a las tarimas para imitar a íconos como Iris Chacón. A pesar de las dudas de algunos miembros de su familia sobre si debía dedicarse a la música, Miriam no era una niña común. A los 13 años, en un concurso de canto escolar, su voz capturó la atención de todos. Con una mezcla de inocencia y pasión, Miriam deslumbró al público, y fue allí donde comenzó su camino hacia el estrellato.

Aunque la adolescencia no fue fácil para Miriam, ya que se vio obligada a madurar rápidamente, la vida le tenía preparada una oportunidad que cambiaría su destino: su ingreso al grupo Las Chicas del Can. Según cuenta la misma Miriam, la oportunidad llegó de una forma inesperada, gracias a Vilfrido Vargas, quien conocía a su familia y le dio la oportunidad de unirse al grupo cuando aún era una niña. Su audición para Las Chicas del Can fue un momento que marcó un antes y un después en su vida, ya que su interpretación de El Negrito del Batey selló su entrada al grupo.

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A pesar de la emoción y la felicidad de estar en un escenario, el éxito también vino acompañado de sacrificios personales. Miriam tuvo que dejar atrás su hogar, su país y su familia para embarcarse en una gira constante, lo que la llenó de nostalgia y soledad. Durante sus primeros años en el grupo, Miriam se destacó como la líder, no solo por su talento, sino también por su capacidad para conectar con su público y superar los miedos escénicos. Sin embargo, la tragedia golpeó su vida cuando su madre falleció, y la responsabilidad de cuidar a sus cinco hermanos recayó sobre ella.

Durante sus años con Las Chicas del Can, Miriam vivió momentos de gran felicidad, pero también de profunda tristeza. La muerte de su amiga y compañera Eunice, quien perdió la batalla contra el cáncer, dejó un vacío imposible de llenar. La constante tensión de estar en el ojo público, de ser la líder de un grupo tan exitoso y la carga emocional de sus responsabilidades familiares fueron factores que la llevaron a tomar decisiones difíciles. Aunque continuó en el grupo durante diez años, llegó un punto en el que sintió que su ciclo había llegado a su fin.

Miriam Cruz's merengue resounds at the Lincoln Center in New York -  Kariculture

En 1992, Miriam decidió dejar Las Chicas del Can y buscar un camino en solitario. A pesar de las ofertas que recibió para continuar con el nombre del grupo, Miriam deseaba algo completamente nuevo, algo que reflejara su esencia como artista. Así nació su proyecto como Miriam Cruz y las Chicas, un grupo que le permitió reinventarse y continuar con su éxito internacional.

Sin embargo, mientras su carrera despegaba nuevamente, su vida personal comenzaba a complicarse. Su matrimonio con Tuto Taveras, con quien soñaba construir una vida estable, terminó siendo tóxico, y Miriam se vio enfrentada a la difícil decisión de separarse y criar a sus hijos sola. En medio de la soledad y los momentos difíciles, Miriam encontró apoyo en Engel Landolfi, su actual esposo, quien inicialmente fue su manager. Su relación con Engel fue una mezcla de desafíos, ya que, a pesar de sus diferencias, fue él quien la ayudó a encontrar un camino para relanzar su carrera.

A través de los años, Miriam enfrentó momentos de incertidumbre y dificultades económicas, lo que la llevó a cuestionar su futuro en la música. Sin embargo, en 2007, con la ayuda de Engel, Miriam decidió dar un giro radical a su carrera. A pesar de las tensiones con su antiguo grupo, Engel la ayudó a reinventarse, presentándola con un nuevo concepto y un nuevo estilo musical. Su éxito con el tema La Loba marcó el renacimiento de su carrera, llevándola nuevamente a escenarios internacionales y consolidando su lugar en la música tropical.

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A lo largo de su carrera, Miriam ha tenido que aprender a adaptarse a los cambios, a dejar atrás lo que ya no le servía y a confiar en aquellos que realmente creyeron en ella. Su historia es la de una mujer que no solo ha sido capaz de reinventarse en su carrera, sino que también ha luchado por encontrar la paz y la estabilidad en su vida personal. Aunque los desafíos han sido muchos, Miriam Cruz sigue siendo una de las artistas más queridas y respetadas de la música latina, demostrando que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una oportunidad para resurgir.

Hoy, Miriam sigue siendo una figura central en la música tropical, una inspiración para muchas jóvenes artistas y un ejemplo de perseverancia y valentía en la industria musical. Su historia es un recordatorio de que detrás de cada éxito hay un camino lleno de sacrificios, lecciones y, sobre todo, mucha pasión por lo que uno hace.