Alma Muriel: De la fama a la soledad y un final inesperado

Alma Muriel fue una de las grandes actrices mexicanas que marcó su huella en el cine, la televisión y el teatro. Desde su infancia, su pasión por la actuación se fue forjando cuando acompañaba a su padre a los estudios de grabación, donde se rodeaba de grandes figuras del entretenimiento, como María Félix y Rita Macedo. A los siete años, ya mostraba su interés por la actuación y a los 16 años logró debutar en una película, siendo su primer papel destacado en Mecánica nacional. A partir de ahí, su carrera despegó y se consolidó en la industria mexicana, convirtiéndola en una de las figuras más queridas y reconocidas de su época.

Sin embargo, la vida de Alma Muriel no estuvo exenta de dificultades personales. En su juventud, se casó con el empresario Sergio Romo, quien le exigió abandonar su carrera y la acusaba de ser una mala madre. A pesar de la presión, Alma decidió separarse, obteniendo la custodia de su hijo. Posteriormente, inició una relación con el actor Ricardo Cortés, pero este amor también terminó en desilusión debido a una infidelidad. Fue en ese momento cuando Alma optó por apartarse de su vida sentimental y se enfocó en su carrera.

A pesar de la adversidad, Alma continuó trabajando en el mundo del espectáculo. Participó en más de 36 películas y recibió varias nominaciones a premios por sus destacadas interpretaciones. Sin embargo, con el paso del tiempo y el envejecimiento natural de su carrera, Alma comenzó a enfrentar el rechazo laboral. A los 40 años, admitió que vivía en agonía al no encontrar trabajo tan fácilmente y se sintió excluida. Aun así, su gran talento la mantuvo vigente en el medio, y en los últimos años de su carrera, incursionó en la dirección, trabajando en obras teatrales como El show de terror de Rocky y La tiendita de los horrores.

A finales de 2013, Alma Muriel decidió mudarse a Playa del Carmen, en el estado de Quintana Roo, buscando una vida más tranquila cerca del mar. Según su hija, Lisa Cortés, la actriz anhelaba alejarse del caos de la ciudad y cumplir uno de sus sueños personales: vivir junto al mar. Aunque se había distanciado de la vida pública, Alma no dejó de trabajar en proyectos artísticos. Se dedicó a ajustar un monólogo que planeaba llevar al teatro y tenía la intención de impartir talleres de teatro en la comunidad.

A pesar de sus planes y su dedicación, la soledad también parecía acompañar a Alma. Aunque vivía cerca de su hermana Virginia, cada una tenía su propio departamento, y su única compañía habitual era Estela Saldaña, su empleada doméstica. El 5 de enero de 2014, Alma Muriel se sintió mal y pidió ayuda a Estela, quien la asistió cuando la actriz se desmayó brevemente. Sin embargo, Alma insistió en que no era nada grave y continuó conversando con su amiga y representante, Elisa Mesa, durante dos horas. Más tarde, Alma volvió a pedir ayuda para ir al baño, pero esta vez se desmayó nuevamente y no reaccionó. Estela descubrió que Alma había sufrido un infarto masivo al miocardio y, lamentablemente, perdió la vida a los 62 años.

La muerte de Alma Muriel estuvo rodeada de misterio y rumores. Algunos comenzaron a especular sobre un supuesto vínculo cercano entre Alma y Estela, insinuando que pudo haber existido una relación romántica o celos no revelados entre ellas. Estos rumores se alimentaron por el hecho de que Estela fue la última persona en ver a Alma con vida. Sin embargo, los familiares y amigos cercanos de la actriz desmintieron estas teorías y confirmaron que no existían pruebas que sustentaran tales especulaciones. Estela, por su parte, fue quien informó a las autoridades sobre el fallecimiento de Alma, y los agentes confirmaron que había muerto de causas naturales, específicamente debido a un infarto.

El impacto de la muerte de Alma Muriel sorprendió a sus seres queridos, especialmente a su hijo, Sergio Romo, quien expresó que su madre se encontraba bien de salud y con muchos planes creativos. Lamentablemente, no tuvo tiempo de llevar a cabo todos esos proyectos. En palabras de su hijo, “lo bueno es que se fue tranquila, feliz y cerca del mar”. Así, Alma Muriel dejó este mundo en soledad, pero con la satisfacción de haber dejado un legado artístico que la mantiene viva en el recuerdo de sus admiradores.

Su partida, a los 62 años, marcó el final de una carrera impresionante que fue la base de su legado en el cine, la televisión y el teatro. A pesar de sus luchas personales, Alma nunca dejó de ser una figura admirada por su talento y dedicación. Sus últimas palabras y proyectos reflejaron su deseo de seguir contribuyendo al mundo artístico, dejando atrás no solo una carrera exitosa, sino también una historia de superación personal.

Alma Muriel vivió una vida de altibajos, desde el amor y la fama hasta la soledad y el rechazo. Sin embargo, su talento y su dedicación al arte siempre fueron constantes, y hoy sigue siendo recordada como una de las grandes leyendas del entretenimiento mexicano.