El legado oscuro de Arturo Durazo Moreno: corrupción, violencia y su caída

Arturo Durazo Moreno, conocido como “El Negro Durazo”, es un personaje que dejó una marca indeleble en la historia reciente de México, no solo por su ascendente carrera en la policía, sino por su involucramiento en prácticas corruptas, violentas y delictivas que lo convirtieron en uno de los criminales más notorios de la época. Su vida estuvo llena de excesos, poder y una constante huida de la justicia, hasta su trágica muerte en 2000. Este artículo repasa su historia, su legado y la controversia que aún persiste alrededor de su figura.

Durazo nació el 19 de octubre de 1918 en Sonora, México, pero se trasladó a la Ciudad de México durante su niñez en busca de mejores oportunidades. Fue en la capital donde forjó su futuro en el mundo de la policía. Tras comenzar su carrera en 1948 como inspector de tránsito, ascendió rápidamente en la Dirección General de Policía y Tránsito de la Ciudad de México. Su proximidad con José López Portillo, quien se convertiría en presidente de México en 1976, le otorgó un impulso crucial en su carrera. Fue nombrado jefe de la policía, un puesto clave en un momento de gran agitación política en el país.

Durante su tiempo al frente de la policía, Durazo implementó un régimen caracterizado por el abuso de poder, corrupción y violencia. A pesar de no tener la formación militar adecuada ni una carrera limpia, fue nombrado para el puesto más alto en la policía, lo que muchos consideran un acto de nepotismo debido a su relación con altos funcionarios. Su gestión fue una de las más oscuras de la historia de la policía mexicana, pues no solo fue responsable de la protección de criminales, sino que también lideró prácticas de extorsión, tortura y abuso hacia la población.

Una de las principales características de Durazo como jefe policial fue su habilidad para proteger a los delincuentes más poderosos. Miembros de su departamento, conocidos como “La Policía de la Impunidad”, gozaban de total libertad para cometer delitos, como asaltos a bancos, extorsión y secuestros. La tortura se convirtió en una herramienta común bajo su mando, especialmente para obtener confesiones de los arrestados, muchos de los cuales eran inocentes. A los estudiantes que participaban en protestas, por ejemplo, se les llevaba a la “Posada del Sol”, un sitio donde sufrían torturas extremas.

El caso del asesinato de Gilberto Flores Muñoz, un político mexicano, es uno de los episodios más notorios de su gestión. Aunque inicialmente se pensó que se trataba de un robo, investigaciones posteriores revelaron que Durazo y su equipo de policía estaban involucrados en el crimen. Lo que realmente sorprendió fue que, tras la intervención del jefe de la policía judicial, se inculpó a un inocente, Gilberto Flores Nieto, quien fue encarcelado tras ser torturado.

Cobertura 360 MX - #Reportaje El general Arturo Durazo Moreno significó en esta capital y en todo el país, el poder absoluto, toda la fuerza de la policía, y también, todo el

La corrupción de Durazo se extendió también a su vida personal. Durante su tiempo como jefe de la policía, acumuló una gran fortuna, incluyendo lujosas mansiones y propiedades. Una de sus residencias más famosas, conocida como “El Partenón”, era un ejemplo del exceso y el despilfarro que caracterizó su vida. Esta mansión contaba con un helipuerto, un lago con olas mecánicas, 12 elevadores, una discoteca y varias piscinas. Fue un símbolo del lujo desmedido que contrastaba con las condiciones de vida de la mayoría de la población mexicana.

Sin embargo, la historia de Durazo no terminó en el poder. En 1982, tras la llegada de Miguel de la Madrid a la presidencia, Durazo fue acusado de corrupción, tráfico de sustancias ilegales y abuso de poder. La orden de captura por parte de la Interpol fue la sentencia que marcó el principio de su caída. La policía mexicana descubrió que Durazo había sustraído cerca de cinco millones de dólares a través de diversos fraudes. A pesar de la orden, logró escapar al extranjero, refugiándose en Brasil, y más tarde en Puerto Rico, donde fue arrestado por el FBI en 1984.

Una vez extraditado a México en 1986, Durazo fue condenado a 16 años de prisión, aunque solo cumplió seis. En 1992, debido a su delicado estado de salud, se le otorgó la libertad bajo fianza, lo que generó dudas sobre si estaba fingiendo enfermedades para conseguir su liberación. A pesar de sus problemas de salud, Durazo pasó sus últimos años en libertad en Acapulco, rodeado de lujos, aunque sin la opulencia que había disfrutado en el pasado.

Arturo Durazo Moreno - Wikidata

El final de la vida de Durazo fue trágico y doloroso. En 2000, fue diagnosticado con cáncer de colon en estado terminal. Pasó sus últimos meses postrado en cama, asistido por su familia, hasta que falleció el 5 de agosto de ese año a los 81 años. A pesar de su muerte, el recuerdo de su figura sigue siendo un tema polémico en México, ya que su nombre es citado frecuentemente en canciones, libros y películas que recuerdan su legado oscuro.

El “Partenón”, una de sus propiedades más emblemáticas, fue cedido a la Universidad Autónoma de Guerrero en 2011, pero debido a la asociación con la corrupción, la universidad nunca lo utilizó. Finalmente, en 2022, el gobierno de Guerrero puso la mansión a la venta, con la esperanza de generar ingresos para el estado.

Arturo Durazo Moreno es recordado como una de las figuras más oscuras en la historia de México, un hombre cuya ambición, violencia y corrupción lo llevaron a la cima del poder, pero que, al final, no pudo escapar de la justicia, ni de la historia que lo condenó.