El legado de los Reina: Un homenaje a dos generaciones de músicos en la música norteña

La música regional mexicana es rica en historia, tradiciones y figuras emblemáticas que han dejado una huella imborrable. Entre las grandes dinastías que han destacado a lo largo de los años, se encuentran los Fernández, los Aguilar, los Figueroa, los Elizalde y los Vega. Sin embargo, hay una familia cuyo legado, aunque breve, tuvo un impacto profundo en la música norteña: los Reina. Cornelio Reina y su hijo Cornelio Reina Junior son dos nombres que, aunque se apagaron prematuramente, lograron conquistar corazones y dejar una marca indeleble en el mundo de la música mexicana.

Los inicios de Cornelio Reina

Cornelio Reina nació en el tranquilo rancho de Notillas, en el municipio de Parras, Coahuila, una región ubicada en el norte de México. Criado en un ambiente de pobreza, su infancia estuvo marcada por el arduo trabajo, algo común en las zonas rurales de México. A pesar de las dificultades, Cornelio desarrolló una gran pasión por la música, influenciado por su padre, Román Reina, quien dominaba varios instrumentos, especialmente el violín. Sin embargo, no fue hasta más tarde que la música se convertiría en su verdadera vocación.

El destino de Cornelio estuvo marcado por la separación de sus padres cuando apenas era un bebé, y no fue hasta sus veintitantos años que logró reunirse con su padre, lo que tuvo un impacto significativo en su vida. Durante su juventud, Cornelio se mudó a Monterrey, y luego a Reynosa, Tamaulipas, donde trabajó en una fábrica de ladrillos. Sin embargo, fue en Reynosa donde la música cobró un papel central en su vida. No tenía formación académica en música, pero su talento natural para tocar el bajo sexto, un instrumento que dominaría, lo llevó a ganarse el respeto de muchos en la comunidad musical.

El Dueto Carta Blanca y el encuentro con Ramón Ayala

Cornelio comenzó a tocar en el Dueto Carta Blanca junto a Juan Peña, en el Bar Cadillac, un punto de encuentro popular en la región norte de Tamaulipas y el sur de Texas. Su habilidad con el bajo sexto lo distinguió rápidamente, y con el tiempo se asoció con Ramón Cobarrubias, un joven que más tarde adoptaría el nombre artístico de Ramón Ayala. En 1961, cuando Peña dejó el dueto, Ramón se unió al proyecto, y juntos formaron el legendario grupo Los Relámpagos del Norte.

La combinación de la habilidad de Cornelio con el bajo sexto y el talento de Ramón Ayala en el acordeón creó una química musical que los catapultó al éxito. Con Los Relámpagos del Norte, Cornelio no solo consolidó su lugar en la historia de la música norteña, sino que también se destacó como compositor principal del grupo, creando canciones que tocaban las fibras más profundas del público.

La tragedia de Cornelio y Cornelio Jr.

A pesar de su creciente éxito, la tragedia golpeó la vida de los Reina en su momento más brillante. Cornelio Reina y su hijo Cornelio Reina Junior, quienes habían compartido su talento con el público, fueron arrebatados demasiado pronto por la muerte, dejando un vacío difícil de llenar en la música norteña. Cornelio Junior, quien siguió los pasos de su padre, fue una de las promesas más grandes de la música mexicana, pero su vida también fue truncada a una edad temprana.

El legado musical y el impacto de Los Relámpagos del Norte

En 1963, Los Relámpagos del Norte grabaron su primer álbum con el sello Bego Records. La canción Ya no llores alcanzó un éxito inmediato y les permitió consolidar su presencia en el norte de México y el Valle de Texas. A partir de allí, la banda produjo una serie de temas populares como Hay ojitos, Mi tesoro vida, Capullito de rosa, entre otros, que marcaron un antes y un después en la música norteña. Su estilo, que fusionaba la rapidez del acordeón con la fuerza del bajo sexto, innovó el género, influyendo tanto en la música norteña como en la música texana.

Cornelio Reina también fue una figura destacada en el mariachi, lo que le permitió alternar entre géneros y expandir su influencia. Su colaboración con el grupo Los Reyes del Norte con Kiko Montalvo, originario de Cadereita, Nuevo León, también resultó en una serie de éxitos, incluyendo Mil noches, Tu traición, Me caí de la nube, entre otros.

La despedida y el legado duradero

Cornelio Reina falleció el 22 de enero de 1997, a la edad de 50 años, a causa de complicaciones de una úlcera gástrica. Su muerte dejó un vacío inmenso en la música norteña y en el corazón de sus seguidores. En su ciudad adoptiva, Reynosa, Tamaulipas, miles de personas lo despidieron con respeto y tristeza. Fue un homenaje que subrayó su profunda influencia en la música de la región.

A pesar de su prematura partida, el legado de Cornelio Reina y su familia perdura. A lo largo de su carrera, Cornelio recibió numerosos premios y reconocimientos, incluido el You Got It Award, otorgado por el programa Johnny Canales Show. La música de los Reina sigue siendo un pilar en la música norteña, y su historia continúa inspirando a generaciones de músicos y fanáticos que encuentran en sus canciones una expresión genuina del alma del norte de México.

El legado de los Reina es un recordatorio de la fragilidad de la vida y del impacto que puede tener una familia unida por la pasión por la música. Aunque su tiempo en el escenario fue breve, su música sigue viva, resonando en los corazones de quienes los conocieron y de quienes siguen disfrutando de su arte hoy en día.