La trágica historia de Anabel Gutiérrez: una estrella marcada por la controversia

Anabel Gutiérrez, una de las actrices más talentosas de la época dorada del cine mexicano, vivió una vida llena de altibajos, con una carrera que fue tan brillante como dolorosa. Su legado como actriz es indiscutible, pero fue su difícil relación con algunos de sus compañeros de trabajo, particularmente con Florinda Meza, la que dejó huellas profundas en su vida. A lo largo de los años, Gutiérrez enfrentó desafíos emocionales y profesionales que marcaron su tiempo en la televisión y el cine.

Gutiérrez, nacida en 1935 en la Ciudad de México, tuvo una carrera que comenzó en el cine en los años 50. A pesar de que su talento era evidente, fue a fines de los 80 cuando su nombre adquirió una nueva dimensión, al unirse al exitoso programa Chespirito. En este espacio, interpretó a Doña María Espotaverderona, madre de la Chimoltrufia, un personaje que rápidamente se convirtió en una de las favoritas del público. Sin embargo, su experiencia en el programa estuvo empañada por las tensiones con Florinda Meza, quien interpretaba a la famosa Chimoltrufia.

Las dificultades entre las dos actrices comenzaron desde los primeros días de Gutiérrez en Chespirito. Según la propia Gutiérrez, Meza, con una personalidad dominante, no dudó en humillarla públicamente. En una de las entrevistas más reveladoras de su carrera, Gutiérrez relató que Meza se le acercó en el camerino y, de manera condescendiente, le dijo: “Te voy a enseñar a ser actriz”. Este comentario dejó una profunda herida en Gutiérrez, quien, a pesar de ser una actriz con más de tres décadas de experiencia, sintió el desprecio y la falta de respeto de su colega. A pesar de la admiración que sentía por el trabajo de Meza, esta actitud generó una tensión constante entre ambas, que culminó en varias lágrimas y frustraciones para Gutiérrez.

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La situación se agravó cuando Emilio Azcárraga Milmo, presidente de Televisa, tuvo que intervenir tras el incidente. Según Gutiérrez, Azcárraga, al enterarse de lo ocurrido, advirtió al elenco sobre la importancia de mantener un ambiente armonioso en el set y amenazó con despedir a quien causara conflictos innecesarios. Este episodio subrayó lo difícil que se había vuelto el ambiente laboral para Gutiérrez, que vivió momentos de angustia por el trato recibido por Meza.

A lo largo de su carrera, Anabel Gutiérrez demostró ser una mujer resiliente, y aunque la presión y las tensiones en el set de Chespirito fueron enormes, siguió adelante con su labor actoral. Sin embargo, la relación con Florinda Meza continuó siendo difícil, como revelaron otros compañeros del elenco. Rubén Aguirre, quien interpretaba al Profesor Jirafales, mencionó que Meza era muy controladora, lo que generaba un ambiente tenso en el set. Incluso María Antonieta de las Nieves, quien interpretaba a La Chilindrina, confesó que la actitud de Meza hacía sentir incómodos a muchos, incluyendo a ella misma.

A pesar de estas tensiones, Gutiérrez dejó una huella imborrable en el mundo del entretenimiento mexicano. Su partida en 2024, a los 89 años, conmocionó a la industria y a sus seguidores. Fue una figura fundamental en la era dorada del cine mexicano, participando en películas icónicas como Deseada, Rostros Olvidados y Angelitos del Trapecio. Aunque su carrera también incluyó televisión, fue su participación en Chespirito lo que la hizo aún más conocida, especialmente por su entrañable interpretación de Doña María, la madre de La Chimoltrufia.

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En los últimos años de su vida, Anabel se alejó del mundo de la actuación, dedicándose a su familia. En sus últimos días, recibió el cariño de sus seres queridos, quienes la cuidaron hasta su fallecimiento por causas naturales en su casa en Puebla. Su hija, Amairani Romero, agradeció públicamente los cuidados brindados a su madre y compartió que la muerte de Gutiérrez fue tranquila y rodeada de su familia, un detalle que brindó consuelo a quienes la amaban.

El legado de Anabel Gutiérrez va más allá de su talento. La actriz fue una figura querida, pero también una mujer que vivió las dificultades y complejidades del mundo del entretenimiento mexicano. A pesar de las humillaciones que sufrió, su carrera perdura como testamento de su profesionalismo y fortaleza. Hoy, su memoria sigue viva en las generaciones que crecieron viéndola en la pantalla, y su historia sirve como recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, una estrella puede brillar con fuerza y dignidad.