En sus últimos días, la reina Isabel II le hizo una última petición a su única hija, la princesa Ana.

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La anciana monarca estaba profundamente preocupada por el daño que el príncipe Harry y Meghan, el duque y la duquesa de Sussex, estaban causando a la reputación de la familia real a través de su lucrativo acuerdo con Netflix y sus reveladoras entrevistas en los medios.

Meghan liên tiếp bị Hoàng gia Anh công khai 'hắt hủi' - Ngôi sao

La princesa Ana ha emprendido una misión encubierta para cumplir el último deseo de la reina Isabel II: desmantelar la presencia mediática del príncipe Harry y Meghan.

La reina había expresado su profunda preocupación por las acciones de los Sussex que podrían dañar la reputación de la familia real y, en su emotiva súplica, consideró sus ganancias financieras y el escrutinio público como amenazas a la integridad real.

Princess Anne By Queen Elizabeth II's Side 'Last 24 Hours' Of Her Life
La princesa Ana, reflexionando sobre la tensión entre la libertad de expresión y la protección de la monarquía, recibió la tarea de abordar esta cuestión.

Tras el fallecimiento de la reina, Ana aprovechó sus contactos para iniciar una campaña sistemática contra la pareja. Se puso en contacto con el magnate de los medios Rupert Murdoch para orquestar una campaña de desprestigio, centrándose en acusaciones de irregularidades financieras y problemas de salud mental.

Además, Ana presionó a Netflix para que rescindiera el contrato de producción de los Sussex, y el servicio de streaming accedió por miedo a una reacción negativa del establishment británico.

Esta medida estratégica llevó a la cancelación de varios proyectos de alto perfil para los Sussex, lo que redujo de manera efectiva su capacidad de generar publicidad e ingresos.